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22 marzo, 2023

El agua representa aproximadamente del 50 % al 70 % del peso corporal. Nuestro cuerpo depende del agua para sobrevivir.

Cada célula, tejido y órgano del cuerpo necesita agua para funcionar correctamente.

El agua en nuestro cuerpo permite:

  • Eliminar los desechos a través de la orina, la transpiración y las deposiciones.
  • Mantener la temperatura en niveles normales.
  • Lubricar y amortiguar las articulaciones.
  • Proteger los tejidos sensibles.

La falta de agua puede provocar deshidratación, un desbalance que ocurre cuando no hay suficiente agua en el cuerpo para llevar a cabo las funciones normales. Incluso una deshidratación leve puede agotar la energía, causar irritabilidad y cansancio.

La cantidad recomendable de líquido -para un adulto promedio- es de 3 a 4 litros por día. Esta hidratación proviene del agua en sí, y de las bebidas y alimentos que se consumen diariamente.

Hacer del agua la bebida predilecta promueve la salud y la hidratación que el cuerpo necesita.

Mariana Ferrara

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21 enero, 2021

Llevar hábitos saludables es fundamental para prevenir enfermedades no transmisibles; es decir, aquellas que en gran medida se relacionan con la alimentación o el sedentarismo, como la Diabetes tipo II o las enfermedades cardiovasculares. Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), la salud no es solo la ausencia de enfermedad, sino que implica un bienestar físico, mental y social. Para alcanzar ese bienestar y mejorar nuestra calidad de vida es necesario adoptar conductas que nos beneficien.

Los hábitos no se modifican de un día al otro. Por eso es recomendable dar pequeños pasos y hacer cambios paulatinos: De esta forma, hay más posibilidades de sostenerlos en el tiempo. A continuación, compartimos algunos consejos para comenzar un cambio de vida:

  1. Tomar más agua: Lo ideal es beber 2 litros de agua cada día. Para facilitar la ingesta de líquido, un tip es poner alarmas en el teléfono a modo de recordatorio o tomar 8 vasos de agua distribuidos en distintos momentos (dos vasos por la mañana, dos al mediodía, otros dos por la tarde y dos por la noche).
  2. Llevar una alimentación balanceada: Una alimentación equilibrada debe incluir verduras, frutas, cereales, legumbres y proteínas. En este punto, la planificación es clave. ¿Sugerencias? Primero, es recomendable consultar con un nutricionista. Pero, para empezar, es bueno organizar un menú semanal, hacer una lista de compras y tratar de comer comida casera. Cocinar puede ser un plan entretenido y ayuda a evitar o disminuir el consumo de azúcares y alimentos ultraprocesados. También es recomendable moderar el consumo de alcohol.
  3. Sumar movimiento: Hacer actividad física 30 minutos al día es bueno para el cuerpo y la mente. Las personas que no están acostumbradas o que realizan tareas sedentarias, pueden aprovechar las distintas aplicaciones y gadgets que ayudan a controlar los movimientos. Para no abandonar es preciso encontrar una actividad que entusiasme; puede ser caminar, andar en bici, nadar, etc. Lo importante es lograr constancia y, si se desea, proponerse pequeños objetivos para ser consciente del progreso. Siempre consultar a un médico para que realice un apto físico e indique la mejor actividad de acuerdo con su estado.
  4. Tratar de decirle adiós al cigarrillo: Los beneficios de dejar de fumar son innumerables.
  5. Descansar de manera adecuada: Lo ideal de dormir de 6 a 8 horas diarias. Tratar de regular y mantener un buen ritmo de sueño es necesario para un mejor rendimiento en todas las actividades y para recuperarse tras realizar ejercicio.
  6. Hacer alguna actividad placentera: Esto queda a gusto y criterio de cada persona. Puede ser meditar, pintar, cantar o bailar. Cualquier cosa que permita relajar y desconectar o despejarse.

El cambio de hábitos es un proceso y lleva su adaptación: Habrá días mejores que otros. Por eso, hay que ser flexibles y aceptar que a veces se puede fallar. En esos casos, evitar sentir culpa, no abandonar, ser paciente y retomar los buenos hábitos son pasos necesarios para tener éxito en este nuevo camino.

Karina Pontoriero

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20 octubre, 2020

La osteoporosis se caracteriza por el incremento de la fragilidad ósea, lo que aumenta también las posibilidades de fracturas que, en el caso de los adultos mayores puede ser una causa de discapacidad debido a la dificultad de recuperación. Con el envejecimiento de la población, la osteoporosis se ha convertido en un problema de salud global que requiere mayor difusión acerca de cómo prevenirla.

Se calcula que, solo en la Argentina, una de cada 3 mujeres mayores de 50 años padece osteoporosis. Y, si bien no afecta exclusivamente al género femenino, es 3 a 4 veces más frecuente en mujeres que en hombres. Esta preponderancia se relaciona con la menopausia, cuando los ovarios dejan de producir estrógenos, que son las hormonas que favorecen la estructura ósea. Es por eso que todas las mujeres postmenopáusicas deben realizarse periódicamente una densitometría, el estudio que analiza la masa ósea y permite diagnosticar la osteoporosis.

Es importante destacar que la osteoporosis se puede prevenir desde la infancia incorporando hábitos saludables, como actividad física moderada, y recibiendo una cantidad adecuada de calcio y Vitamina D. Esta vitamina es fundamental, dado que colabora en la absorción de calcio y en la renovación y mineralización del tejido óseo. Para obtener Vitamina D alcanza con exponer las manos, la cara o los brazos al sol, durante 10 a 15 minutos al día (para algunas personas esto puede no ser suficiente y requerirán suplementos). Además de beneficiar la salud ósea, algunos estudios indican que tener buenos niveles de Vitamina D reduciría las chances de desarrollar cuadros graves de Covid-19.

Por último, en la juventud y edad adulta se aconseja mantener una vida activa, reducir el consumo de alcohol y café y evitar el cigarrillo como medidas de prevención de osteoporosis.

Karina Pontoriero

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29 septiembre, 2020

Cada día mueren 280 personas en el país por enfermedades cardiovasculares. Este número se desprende de un informe de la Sociedad Argentina de Cardiología que calcula 100.000 muertes anuales por patologías cardiacas, lo que constituye la primera causa de muerte y discapacidad en la Argentina. Muchas de esas muertes podrían evitarse si las personas adoptaran hábitos saludables y si toda la comunidad se comprometiera y aprendiera a realizar maniobras de Reanimación Cardiopulmonar (RCP).

En el Día Mundial del Corazón y con el fin de difundir herramientas de prevención, la técnica correcta de RCP y uso del Desfibrilador Automático (DEA) y la importancia de la atención inmediata ante síntomas cardiacos, Acudir Emergencias Médicas, Ospedyc y el Instituto Cardiovascular de Buenos Aires (ICBA) dictaron un taller online dirigido a comunicadores en particular y público general, que pudo verse a través de Facebook Live. El taller contó con la participación del Dr. Agustín Apesteguía, Gerente Médico de Acudir Emergencias Médicas, la Dra. Valeria El Haj, Directora Médica Nacional de Ospedyc y el Dr. Juan Pablo Costabel, Jefe de Unidad Coronaria e Internación del ICBA.

A continuación, el Dr. Apesteguía habló del rol que debe cumplir toda la comunidad en la llamada cadena de la vida. “Todos nosotros formamos parte de la cadena de la vida y cada eslabón contribuye a salvar vidas. El trabajo organizado y en equipo aumenta las chances de éxito. Está comprobado que el masaje cardiaco y la pronta desfibrilación aumentan las posibilidades de sobrevida en una persona con paro cardiorrespiratorio”, subrayó. El Gerente Médico de Acudir resaltó la importancia de seguir cada uno de los pasos de esta cadena:

Dr. Agustín Apesteguía
  1. Comprobar que la escena sea segura.
  2. Comprobar la inconsciencia del paciente.
  3. Llamar al sistema de emergencias y tratar de brindar información clara sobre la situación del paciente.
  4. Si hay otra persona, pedirle que busque un DEA.
  5. Iniciar las compresiones de RCP (si no sabe realizar RCP, el operador telefónico del sistema de emergencias le indicará cómo proceder).
  6. Continuar realizando compresiones hasta que pueda utilizar un DEA o hasta que llegue la ambulancia.

Para cerrar su charla y dar pie a la última disertación del día, el Dr. Apesteguía explicó en qué consiste el Protocolo IAM, que se activa desde Acudir Emergencias Médicas y permite reconocer y actuar rápidamente en casos de infarto agudo de miocardio, con el fin de reducir los tiempos de arribo hasta la institución sanatorial para ofrecer mejores posibilidades y un tratamiento adecuado a cada paciente.

Por último, el Dr. Juan Pablo Costabel expuso sobre la optimización del tiempo en el infarto y resaltó que es importante que el paciente reconozca rápidamente los síntomas y se ponga en contacto con el sistema de salud llamando a una ambulancia o acercándose a una guardia. En ese sentido, expresó que “el miedo a la pandemia hace que las personas retrasen su consulta, lo que afecta la cantidad y la calidad de vida del paciente”. Buscar atención médica inmediata por parte del paciente o su entorno y que, a su vez, el personal médico esté capacitado para detectar una patología cardiaca y actuar en consecuencia, es determinante para ofrecer mejores oportunidades de sobrevida.

 

 

 

 

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Karina Pontoriero

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13 julio, 2020

Con el comienzo de la pandemia, declarada por la Organización Mundial de la Salud en marzo pasado, la vida ha cambiado para todos y debemos pasar la mayor cantidad de tiempo posible en el hogar para reducir las posibilidades de contraer el virus SARS-CoV-2, causante de la enfermedad del COVID-19, y evitar el colapso del sistema sanitario.

Pero no sólo hay que cuidarse de esta enfermedad, también es necesario mantener una salud integral, tanto física como mental. Las autoridades sanitarias competentes recomiendan mantenerse activos realizando actividad física en el hogar; aprovechar la tecnología para contactarse con los afectos, llevar una alimentación variada y saludable, tratar de abandonar el tabaco y no consumir alcohol en exceso.

Si padece algún trastorno de salud mental, es imprescindible que continúe con su tratamiento y siga las indicaciones de los profesionales que atienden su caso. Si recibía asistencia de un psicólogo o un grupo de apoyo antes del aislamiento, sepa que puede sostener el tratamiento de manera remota. De la misma forma, si desde el aislamiento se siente más ansioso, angustiado, estresado o excesivamente preocupado, también puede consultar alternativas para obtener acompañamiento psicológico y sobrellevar la situación de una mejor manera.

Para cuidar la salud mental se sugiere limitar el tiempo de exposición a las noticias, a fin de no preocuparse en exceso. También es recomendable controlar el tiempo de uso de dispositivos electrónicos y la actividad en Redes Sociales para descansar la vista, evitar contracturas musculares y no caer en las noticias falsas.

Por último, ser solidario con los vecinos, adultos mayores y personal sanitario es una buena manera de alimentar la actitud positiva: puede cocinarles algo rico, ofrecerse a hacerles las compras, entre otras acciones que estén dentro de sus posibilidades. Que el miedo al virus no lo paralice ni le impida ser amable con otras personas.

 

 

Karina Pontoriero

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30 marzo, 2020

El colon es la última parte del sistema digestivo o tracto gastrointestinal. Cuando allí aparece un tumor maligno se habla de cáncer colorrectal (CCR); si este cáncer se detecta en etapas tempranas hay un 90% de posibilidades de curarse.

La Argentina tiene una alta incidencia de esta enfermedad: Según las estadísticas, el cáncer colorrectal es el segundo más frecuente luego del de mama y el segundo en mortalidad después del de pulmón.

Más datos relevantes de esta patología:

  1. El 90% de los casos de cáncer colorrectal se presenta en mayores de 50 años.
  2. Solo entre el 10 y 15% de los casos se dan en menores de 50.
  3. El 75% son casos esporádicos o aislados.
  4. Un 25% de los casos diagnosticados corresponde a personas con riesgo adicional o aumentado.
  5. Entre el 3 y el 5% son originados por causas hereditarias.

La edad, los antecedentes familiares o personales de CCR, pólipos, enfermedades inflamatorias del intestino grueso como la Colitis Ulcerosa y la Enfermedad de Crohn, los síndromes de CCR hereditarios como el Síndrome de Lynch, la Poliposis Adenomatosa Familiar y el Síndrome de Peutz Jeghers, son factores que aumentan el riesgo. Pero también hay otros factores externos que pueden aumentar las chances de enfermarse: Llevar una alimentación desequilibrada, tener obesidad o sobrepeso, fumar, tomar alcohol en exceso y ser sedentario son malos hábitos que deberán modificarse para mejorar la calidad de vida y reducir los riesgos.

Por el contrario, llevar una dieta rica en vegetales y frutas; disminuir el consumo de carnes rojas quemadas y grasas de origen animal, consumir lácteos y otros alimentos ricos en calcio, no fumar ni tomar alcohol y hacer actividad física regularmente sirven para prevenir o retrasar la aparición de la enfermedad. Hay evidencia científica de que la prevención primaria a través de la modificación del estilo de vida, sumado a los programas de prevención, reducen la incidencia y la mortalidad.

El cáncer de colon, detectado en etapas tempranas, suele requerir tratamientos menos invasivos y las chances de curarse son muy altas (alrededor de un 90%). Por eso es necesario prestar atención si hay cambios en la forma de evacuar el intestino, sangrado en las deposiciones, dolores y calambres abdominales frecuentes, anemia  y pérdida de peso, vómitos, cansancio y fatiga. En caso de presentarse estos síntomas, se recomienda una consulta con el médico de cabecera para que evalúe el caso e indique, de considerarlo necesario, otros estudios. Vale aclarar que todas las personas mayores de 50 años deben hacerse chequeos regulares del aparato digestivo aunque no tengan síntomas.

Fuentes:
– Ministerio de Salud de la Nación
– Fundación para la Investigación, Docencia y Prevención del Cáncer (FUCA)

 

Karina Pontoriero

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25 marzo, 2020

El cáncer de cérvix o cuello de útero es el segundo tipo de cáncer más frecuente en mujeres y es causado por algunos tipos de VPH (Virus de Papiloma Humano), un virus muy común de transmisión sexual. Cuando el VHP no es tratado y las lesiones persisten en el cuello uterino pueden transformarse en cáncer. Este tipo de cáncer es frecuente en mujeres jóvenes: según datos publicados por la Fundación para la Investigación, Docencia y Prevención del Cáncer (FUCA), se diagnostican 15 a 20 casos cada 100.000 mujeres de entre 20 y 35 años.

La buena noticia es que existen formas de prevenir esta enfermedad:

  • La vacuna contra el VPH. Son dos dosis obligatorias (tienen que pasar al menos 6 meses entre ambas dosis) y es para todas las mujeres y varones de 11 años. Sin la segunda dosis no hay protección. Esta vacuna forma parte del Calendario Nacional de Vacunación Obligatoria.
  • El Papanicolau o PAP. Es recomendable que todas las mujeres mayores de 18 años o que hayan iniciado su vida sexual realicen un control ginecológico cada año, que incluya Pap y Colposcopía.
  • El uso de preservativo protege contra el contagio del VPH y otras enfermedades de transmisión sexual.

Factores de riesgo y síntomas

El cáncer de cuello uterino no suele presentar síntomas en sus etapas tempranas, por eso se insiste en la importancia de realizar el control ginecológico anual.  Tener o haber tenido una infección por VPH, fumar, tomar anticonceptivos orales por períodos muy prolongados, haber tenido múltiples parejas sexuales o tener VIH son factores que aumentan los riesgos de enfermarse.

Si se presenta dolor o sangrado con las relaciones sexuales, flujo vaginal maloliente o sangrado fuera de las menstruaciones se sugiere visitar al ginecólogo.

FUENTE:
– Fundación para la Investigación, Docencia y Prevención del Cáncer (FUCA)
– Ministerio de Salud de la Nación

Karina Pontoriero

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12 marzo, 2020

Descansar es fundamental para la salud y el bienestar. Está comprobado que dormir 8 horas mejora la memoria, fortalece el sistema inmune y baja la presión sanguínea, entre otros beneficios. Por el contrario, al dormir poco aumentan el mal humor y la irritabilidad, el sistema inmune se debilita, baja la energía y, como consecuencia, la productividad y concentración. En definitiva, la falta de sueño aumenta las posibilidades de enfermarse.

Durante las fases de descanso, el cuerpo segrega una hormona llamada somatropina, que es la responsable de estimular el crecimiento de células y tejidos, reparar lesiones y fortalecer el sistema óseo. De esta forma, se refuerza el sistema inmunitario.

Si dormir poco nos vuelve distraídos e irritables, el buen descanso aporta una sensación de equilibrio y felicidad. El cansancio es uno de los principales causantes de accidentes de tráfico, mientras que haber dormido bien nos mantiene en alerta.

Además, al descansar mejora la memoria, porque durante el sueño nuestro cerebro asimila y procesa la información recibida durante el día.

Otro de los beneficios del buen descanso es que ayuda a controlar el peso y protege el corazón debido a que, cuando descansamos, la presión arterial y la frecuencia cardíaca disminuye.

Recuerde: Un adulto necesita dormir entre 7 y 8 horas cada noche. Los bebés suelen dormir unas 16 horas por día, mientras que los niños y adolescentes requieren entre 9 y 10 horas de sueño cada día para mantenerse saludables.

Consejos para lograr un buen descanso:
  • Se recomienda evitar la cafeína por la noche.
  • Desconectarse de aparatos electrónicos (celular, Tablet, notebook) al menos 15 minutos antes de acostarse.
  • Intentar que esos dispositivos estén alejados de nuestro lugar de descanso.

Karina Pontoriero

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15 enero, 2020

El British Medical Journal publicó un estudio que incluyó datos de más de 110.000 personas y analizó específicamente enfermedades cardiovasculares, cáncer y diabetes tipo 2. Los investigadores de la Escuela de Salud Pública de Harvard en Boston y la Universidad de Ciencias Aplicadas de Amsterdam, observaron cinco hábitos saludables de “bajo riesgo”:

  • No fumar
  • Tener un índice de masa corporal (IMC) saludable de 18 a 25
  • Realizar actividad física durante al menos 30 minutos por día (incluida una caminata rápida)
  • Consumir alcohol con moderación*
  • Llevar una alimentación saludable

Luego, el equipo analizó la esperanza de vida libre de diabetes, enfermedades cardiovasculares y cáncer y cuántos años más libres de enfermedad podrían esperar las personas a partir de los 50 años. Los resultados mostraron que las mujeres de 50 años que llevaban un estilo de vida saludable (que adoptaban cuatro o cinco factores de vida saludable) tenían una expectativa de vida libre de enfermedad de 34.4 años más, llevándolas a la edad de 84 años sin diabetes, cáncer o enfermedad cardíaca. Esto se compara con solo 23,7 años más de esperanza de vida libre de enfermedad para las mujeres de la misma edad que no habían adoptado ninguno de los factores de un estilo de vida saludable.

En el caso de hombres de 50 años, aquellos que adoptaron cuatro o cinco factores de vida saludable podrían esperar 31.1 años sin enfermedad, en comparación con los 23,5 años para los hombres que no tenían comportamientos de estilo de vida saludables.

Los hombres que fumaban más de 15 cigarrillos al día y los hombres y mujeres obesos (con un IMC superior a 30) tenían las más bajas posibilidades de vivir una vida libre de enfermedades.

Los investigadores concluyeron: “Hemos observado que la adherencia a un estilo de vida de bajo riesgo se asoció con una mayor esperanza de vida a los 50 años libre de las principales enfermedades crónicas de aproximadamente 7,6 años en hombres y 10 años en las mujeres en comparación con los participantes que no tienen un estilo de vida de bajo riesgo”.

Políticas públicas para la mejora de la alimentación y el medio ambiente físico propicio para la adopción de una dieta saludable y estilo de vida, así como las políticas y regulaciones pertinentes (por ejemplo, la prohibición de fumar en lugares públicos o restringir las grasas transgénicas) son fundamentales para la mejora de la expectativa de vida, sobre todo la esperanza de liberarse de las enfermedades crónicas más importantes”.

La Dra. Kate Allen, directora ejecutiva de ciencia y asuntos públicos del Fondo Mundial para la Investigación del Cáncer, dijo: “Este nuevo y amplio estudio confirma aún más nuestra propia investigación de que tener un estilo de vida saludable reduce el riesgo de cáncer y otras enfermedades”.

*Se considera consumo moderado de alcohol a la consumición de 5gr a 15gr por día para las mujeres (una unidad de alcohol tiene 8 gramos de alcohol puro, por lo que 15gr es aproximadamente un vaso de vino de 175 ml ), y 5 a 30 gr por día de alcohol para los hombres (30gr es de aproximadamente 1,5 pintas de cerveza).

Fuente: Consenso Salud

Karina Pontoriero

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11 noviembre, 2019

El sobrepeso y la obesidad se definen como una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud. Un Índice de Masa Corporal (IMC) elevado es factor de riesgo para contraer enfermedades no transmisibles como Diabetes Tipo II, enfermedades cardíacas, ACV y algunos tipos de cáncer (de endometrio, mama, ovarios, próstata, hígado, vesícula biliar, riñones y colon).

La causa fundamental del sobrepeso y la obesidad es un desequilibrio energético entre las calorías que se consumen y las que se gastan. A nivel mundial, se ha dado un aumento en la ingesta de alimentos procesados con alto contenido calórico y ricos en grasas y azúcares;  sumado a un descenso de la actividad física debido, entre otros factores, a la urbanización y el aumento de formas de trabajo sedentarias.

A continuación, compartimos 8 datos publicados por la Organización Mundial de la Salud que permiten tomar dimensión de la situación mundial actual respecto de la Obesidad*:

 

  1. La obesidad se ha triplicado en todo el mundo desde 1975 a la fecha.
  2. Más de 1900 millones de adultos de 18 o más años tienen sobrepeso
  3. Entre aquellos adultos, más de 650 millones son obesos.
  4. El 39% de las personas adultas de 18 o más años tienen sobrepeso.
  5. El 13% de las personas adultas son obesas.
  6. La mayoría de la población mundial vive en países donde el sobrepeso y la obesidad se cobran más vidas de personas que la insuficiencia ponderal.
  7. 41 millones de niños menores de 5 años tienen sobrepeso o son obesos.
  8. Más de 340 millones de niños y adolescentes (de 5 a 19 años) tienen sobrepeso u obesidad.

La buena noticia es que el sobrepeso y la obesidad, así como las enfermedades no transmisibles vinculadas, pueden prevenirse en su mayoría. Es importante educar desde pequeños en la elección de alimentos saludables y la importancia de realizar actividad física periódicamente.

Limitar la ingesta de azúcares, aumentar el consumo de frutas y verduras, así como de legumbres, cereales integrales y frutos secos y realizar una actividad física periódica son iniciativas que ayudan a prevenir el sobrepeso, la obesidad y las enfermedades no transmisibles mencionadas anteriormente.

Fuente: Organización Mundial de la Salud
*Datos de 2016 publicados por la OMS

Karina Pontoriero

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