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Todos los años, del 1 al 7 de agosto, se celebra la Semana Mundial de la Lactancia Materna con el fin de concientizar sobre los beneficios de esta práctica tanto para los bebés como para las madres.  Se ha comprobado que la lactancia materna mejora la supervivencia de los recién nacidos y los ayuda en su desarrollo. La leche materna transmite anticuerpos que aumentan las defensas del bebé y lo protegen contra enfermedades comunes de la primera etapa de vida. Además, la lactancia fortalece el vínculo afectivo entre madre e hijo y contribuye a la seguridad y estabilidad emocional del bebé.

Desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomiendan comenzar la lactancia materna dentro de la hora siguiente al nacimiento y mantenerla como alimento exclusivo de los bebés en sus primeros 6 meses de vida. Luego se puede continuar con la lactancia hasta los 2 años y complementar con alimentos adecuados que aporten nutrientes.

Lactancia materna y COVID-19

Según la OMS, no se ha detectado que el COVID-19 se transmita a través de la leche materna ni el amamantamiento, por lo que no existen motivos para evitar o interrumpir la lactancia. Por otra parte, se considera que los beneficios de la lactancia materna superan sustancialmente los posibles riesgos de transmisión y enfermedad asociados a la COVID-19.

De todas formas, para una lactancia segura se recomienda

  • Lavarse las manos con agua y jabón o alcohol al 70% antes de tocar al bebé.
  • Cubrirse la boca y la nariz con el pliegue interno del codo o con un pañuelo y posteriormente lavarse las manos.
  • En caso de ser positivo de COVID, o tener sospechas de serlo, se recomienda utilizar tapaboca o barbijo cuando se está con el bebé, incluso durante el amamantamiento. Vale recordar que los niños menores a dos años no deben usar mascarilla.
  • Si la madre está demasiado enferma para amamantar a su bebé debido al COVID-19 o a otras complicaciones, debería recibir ayuda para utilizar el sacaleches o considerar la opción de utilizar leche materna de donantes. Si nada de esto es posible, se debe recurrir a la lactancia artificial, siempre cuidando que el producto sea seguro y se prepare correctamente.

Por último, es importante destacar que la vacuna contra COVID-19 está recomendada para las personas sanas que están amamantando. Dado que ninguna de las vacunas que se utilizan contienen el virus vivo, no existe riesgo de transmisión, por lo que las madres podrán amamantar apenas vacunadas.

Fuentes:
Organización Panamericana de la Salud
Organización Mundial de la Salud


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Las vacunas activan las defensas de nuestro organismo, fortalecen el sistema inmune y nos ayudan a resistir infecciones. Son, en definitiva, la mejor manera de protegernos cuando entramos en contacto con ciertas enfermedades que, en algunos casos, pueden ser de gravedad.

Al recibir una vacuna, el sistema inmune comienza a producir anticuerpos que le permiten luchar contra las enfermedades y, como está diseñado para recordar, luego de aplicarse una o dos dosis de una vacuna, las personas quedamos protegidas contra esa enfermedad durante años e incluso durante toda la vida. Si en algún momento estamos expuestos al microbio o virus contra el que fuimos vacunados, nuestro sistema inmunitario podrá destruirlo rápidamente antes de que empecemos a sentirnos mal.

Si nos vacunamos:
✔️Se reduce el riesgo de contraer una infección.
✔️Se reducen las posibilidades de transmitir el virus o bacteria a los demás.
✔️Se protege a quienes -por edad, alergias u otra condición- no pueden recibir una vacuna.

Por eso, vacunarse es también una responsabilidad social, ya que no solo nos protege a cada uno de nosotros, sino a toda la comunidad.

Las vacunas son seguras y se testean continuamente para detectar, prevenir y evitar efectos adversos. Pueden causar efectos secundarios leves (como fiebre, dolor en el lugar de la aplicación, náuseas) que desaparecen en pocos días. Es importante que quede claro que los beneficios de vacunarse son superiores a los riesgos o efectos colaterales que nos pueda ocasionar la aplicación.

Si no nos vacunamos, corremos el riesgo de contraer enfermedades graves como sarampión, meningitis, difteria, neumonía, tétanos y poliomielitis, muchas de las cuales pueden ser discapacitantes y mortales. Según la Organización Mundial de la Salud, las vacunas salvan alrededor de 3 millones de vidas cada año.

En la Argentina está vigente un Calendario Nacional de Vacunación gratuito y obligatorio para todas las edades. Se puede consultar ingresando a este link.

Vacuna contra Covid-19

En el caso del COVID-19, se desarrollaron vacunas que, tras haberse comprobado que son seguras y eficaces contra la enfermedad, comenzaron a distribuirse y administrarse en todo el mundo. Sin embargo, todavía se desconoce a partir de qué porcentaje de vacunas aplicadas se podría considerar que se alcanzó una inmunidad colectiva.  Según la OMS “es posible que se llegue a distintas conclusiones en función de la comunidad objeto de estudio, la vacuna que se haya utilizado, los grupos demográficos a los que la vacuna se les haya administrado con carácter prioritario y otros factores”.

Fuentes:

  • Organización Mundial de la Salud (OMS)
  • Ministerio de Salud de la Nación (MSN)

 


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No hay dudas de que las fiestas de este fin de año tendrán un componente especial debido a la pandemia que nos ha mantenido lejos de nuestros seres queridos durante gran parte de este 2020. Sin embargo, es necesario continuar cuidándonos y cuidando a quienes nos rodean para evitar el contagio de Covid y prevenir también lesiones o quemaduras muy comunes en esta época del año.

La mejor forma de tener unas fiestas seguras en familia o con amigos es cumplir con los siguientes protocolos que minimizan los riesgos de contagio:

  • Evitar reuniones sociales con más de 10 personas. Es recomendable que esas personas sean convivientes.
  • Realizar los encuentros al aire libre o en espacios con ventilación permanente.
  • Usar barbijo o tapabocas en todo momento y quitárselo solo para consumir.
  • Mantener la mayor distancia social posible, no darse besos, abrazos ni estrecharse las manos.
  • Higienizarse frecuentemente las manos, especialmente antes de manipular la comida y luego de ir al baño.
  • No compartir vasos, cubiertos ni vajillas.
  • No asistir si presenta síntomas o si estuvo en contacto estrecho con caso positivo de COVID en los últimos 14 días.
  • Evitar bailar, cantar o gritar en espacios cerrados. Tratar de mantener la música en un volumen bajo para no hablar fuerte ni gritar.
  • Toser o estornudar en un pañuelo descartable o en el pliegue interno del codo. Recordamos que el virus del COVID se propaga por las gotículas que se expulsan al hablar, toser o estornudar.

En las fiestas son muy comunes las quemaduras y lesiones oculares producidas por mal uso de la pirotecnia y corchos. Es fundamental que solo se adquiera pirotecnia aprobada por la Agencia Nacional de Materiales Controlados (ANMaC), ente que regula y fiscaliza todo lo relacionado con explosivos y otros materiales controlados. Para hacer un buen uso de la pirotecnia, se requiere encenderla siempre en lugares abiertos y al aire libre. Jamás sostener la pirotecnia en la mano ni detonarla en un frasco, botella u otro recipiente. Mantener distancia del producto una vez encendido y proteger los oídos, especialmente los de los niños. En caso de que el producto no explote, apagarlo con agua (nunca tocar la mecha). Vale aclarar que los niños no deberían manipular pirotecnia o hacerlo siempre bajo la supervisión de un adulto.

Un gran porcentaje de lesiones oculares ocurren por los corchos de bebidas espumantes.  Para evitar esto, se recomienda maniobrar el corcho con un repasador y abrir la botella suavemente.  Si permite que el corcho “salga volando”, puede impactar y lesionar a cualquier persona desprevenida.

Por último, moderar el consumo de alcohol permite mantener control sobre las acciones. Las personas que beben en exceso son más propensas a minimizar los cuidados para prevenir el contagio de COVID, tener actitudes más violentas o generar accidentes de tránsito, entre otras situaciones evitables. Si bebe, no conduzca.


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La pandemia de COVID-19 trastocó la vida cotidiana de toda la población y entre las actividades más afectadas estuvo la educación. Al interrumpirse las clases presenciales, tanto docentes como alumnos, padres y directivos debieron adaptarse rápidamente a las nuevas modalidades.

Como parte del regreso a la llamada nueva normalidad y para darle un cierre al año lectivo, las autoridades sanitarias establecieron un protocolo para que las instituciones educativas puedan realizar actividades escolares de revinculación, orientación e intercambio de manera presencial.

A tono con esta situación, Acudir Emergencias Médicas sumó un nuevo servicio: Además de los servicios de Área Protegida, Apto Médico y Cursos de RCP para entidades educativas, la empresa también brinda el servicio de Video Consulta Médica y asesoramiento para la implementación del Protocolo Sanitario COVID-19. Este protocolo tiene como objetivo resaltar y reforzar las medidas de prevención que cada establecimiento educativo debe reglar con el fin de mitigar –a través de medidas generales y específicas- el riesgo de contagio de COVID-19 en la población involucrada e indicar a las personas que desarrollan actividades en el establecimiento cómo proceder ante la detección de un caso sospechoso durante el desarrollo de las actividades escolares.

Como parte de este flamante servicio, el pasado martes 27 de octubre, el Dr. Agustín Apesteguía, Gerente Médico de Acudir Emergencias Médicas, dio una charla orientativa para personal docente y no docente donde reforzó algunos conceptos acerca de los métodos de prevención de coronavirus, explicó cómo deben adaptarse las instituciones para minimizar los focos de contagio y de qué manera deben actuar si se presenta un caso sospechoso de COVID 19, entre otros temas. El primer encuentro virtual contó con la participación de más de 80 personas de la comunidad educativa que buscan construir un ambiente seguro desde la información científica y precisa, pero también desde la comunicación empática, construyendo en conjunto los nuevos modos de convivencia y de estar en la escuela.

 

 

 

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Millones de niños mueren cada año a causa de infecciones que podrían prevenirse con una correcta higiene de manos. Lavarse las manos frecuentemente evita no solo la propagación del coronavirus, sino que también previene enfermedades como gripe, tuberculosis, neumonía, bronquitis, cólera, hepatitis B y diarrea, entre otras.

En definitiva, la higiene de manos es la medida más relevante para evitar la transmisión de gérmenes perjudiciales y evitar infecciones.

Incorporar este hábito es saludable, simple, rápido y económico. Basta con lavarse profundamente las manos con agua y jabón o con alguna solución a base de alcohol, como el alcohol en gel. Pero, ¿en qué momento debemos hacerlo?  En el contexto actual, por la pandemia del Covid-19, es necesario higienizarse las manos:

  • Después de estornudar, toser o sonarse la nariz.
  • Después de viajar en transporte público, tocar dinero o superficies muy transitadas.
  • Al ingresar al hogar o trabajo desde la calle.
  • Antes y después de comer.
  • Antes de cuidar a una persona enferma (y frecuentemente durante su cuidado).

Además, para prevenir otras enfermedades, es importante lavarse correctamente las manos tras ir al baño, después de cambiar pañales o de acompañar a un menor al baño; antes y después de comer; luego de tocar animales, después de manipular basura y siempre que las manos se vean sucias.

Para disminuir las posibilidades de transmitir enfermedades a través de las manos, el lavado debe durar unos 40 segundos y abarcar toda la mano (palma, dorso, dedos, muñecas). Siempre que sea posible, es preferible utilizar agua y jabón antes que una solución en base a alcohol, debido a que el alcohol en gel mata el virus que causa el Covid-19, pero es ineficaz contra otros tipos de bacterias y virus como el rotavirus, por ejemplo.

Otras medidas que previenen el coronavirus son:

  • Toser o estornudar en la cara interna del codo o en un pañuelo de papel, que deberá desecharse inmediatamente.
  • Evitar tocarse la boca, la nariz y los ojos.
  • Mantener al menos 1,5 metros de distancia con otras personas y evitar el contacto físico (no darse la mano, abrazar ni besar a otras personas).
  • No compartir mate, vasos ni utensilios.
  • Evitar el contacto directo con cualquier persona que presente síntomas similares a los de la gripe o el resfriado.
  • Del mismo modo, aislarse si se presenta alguno de los síntomas de coronavirus y ponerse en contacto con el sistema de salud.
  • Desinfectar frecuentemente las superficies como mesas, mesadas, pisos, etc.

Si cada uno se cuida, nos cuidamos todos.


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Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) alrededor de 1000 millones de personas viven con un trastorno mental, cifra que se ha incrementado a raíz de la pandemia por coronavirus que trajo aparejadas consecuencias en la salud mental.

Durante los primeros tres meses del aislamiento preventivo obligatorio decretado el 19 de marzo pasado, se han multiplicado los casos de psicopatologías. De acuerdo con las estadísticas de Acudir Emergencias Médicas, las consultas por ataques de pánico aumentaron un 96% respecto del mismo período de 2019, mientras que las crisis de angustia subieron un 38%.  Esto se debe a que la vida cotidiana se vio alterada como resultado de la pandemia y al miedo a contagiarse se sumaron la incertidumbre sobre el futuro y una profunda crisis laboral y económica.

Desde el comienzo de la pandemia, toda la humanidad debió afrontar diversos desafíos. “El personal de salud presta sus servicios en circunstancias difíciles; los estudiantes han tenido que adaptarse a las clases online, con escaso contacto con profesores y compañeros; los trabajadores vieron su fuente de empleo amenazada; las personas atrapadas en la pobreza o en entornos humanitarios frágiles con muy poca protección contra la COVID-19; y aquellas personas con afecciones de salud mental, que están todavía más aisladas socialmente que antes. A todo esto se suma el dolor de perder a un ser querido, a veces sin haber podido despedirse”, enumera la OMS.

Todo esto augura un incremento en la necesidad de las personas de recibir apoyo en materia de salud mental. Por ello, para el Día Mundial de la Salud Mental que se conmemora cada 10 de octubre, la OMS, puso en marcha la campaña “Acción a favor de la salud mental: invirtamos en ella”, para poner fin a la estigmatización de las personas con enfermedades mentales y brindar un mayor acceso a los tratamientos. Por otra parte, insta a que todas las personas realicen algunas acciones que favorecen a la salud mental, como:

  • Evitar consumir información en exceso.
  • No estigmatizar ni culpar a quienes se contagian de coronavirus.
  • Mantener contacto con amigos, vecinos, familiares, adultos mayores, aprovechando la tecnología y/o cumpliendo con las medidas de cuidado (uso de tapabocas, higiene de manos, distanciamiento social).
  • Buscar o crear momentos positivos en soledad y en familia: leer, escuchar música, compartir juegos en familia, etc.
  • Ayudar a otros si es posible, especialmente a las personas que están atravesando un mal momento económico o aquellas personas de riesgo que no pueden salir a la calle.

 


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Cada día mueren 280 personas en el país por enfermedades cardiovasculares. Este número se desprende de un informe de la Sociedad Argentina de Cardiología que calcula 100.000 muertes anuales por patologías cardiacas, lo que constituye la primera causa de muerte y discapacidad en la Argentina. Muchas de esas muertes podrían evitarse si las personas adoptaran hábitos saludables y si toda la comunidad se comprometiera y aprendiera a realizar maniobras de Reanimación Cardiopulmonar (RCP).

En el Día Mundial del Corazón y con el fin de difundir herramientas de prevención, la técnica correcta de RCP y uso del Desfibrilador Automático (DEA) y la importancia de la atención inmediata ante síntomas cardiacos, Acudir Emergencias Médicas, Ospedyc y el Instituto Cardiovascular de Buenos Aires (ICBA) dictaron un taller online dirigido a comunicadores en particular y público general, que pudo verse a través de Facebook Live. El taller contó con la participación del Dr. Agustín Apesteguía, Gerente Médico de Acudir Emergencias Médicas, la Dra. Valeria El Haj, Directora Médica Nacional de Ospedyc y el Dr. Juan Pablo Costabel, Jefe de Unidad Coronaria e Internación del ICBA.

A continuación, el Dr. Apesteguía habló del rol que debe cumplir toda la comunidad en la llamada cadena de la vida. “Todos nosotros formamos parte de la cadena de la vida y cada eslabón contribuye a salvar vidas. El trabajo organizado y en equipo aumenta las chances de éxito. Está comprobado que el masaje cardiaco y la pronta desfibrilación aumentan las posibilidades de sobrevida en una persona con paro cardiorrespiratorio”, subrayó. El Gerente Médico de Acudir resaltó la importancia de seguir cada uno de los pasos de esta cadena:

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  1. Comprobar que la escena sea segura.
  2. Comprobar la inconsciencia del paciente.
  3. Llamar al sistema de emergencias y tratar de brindar información clara sobre la situación del paciente.
  4. Si hay otra persona, pedirle que busque un DEA.
  5. Iniciar las compresiones de RCP (si no sabe realizar RCP, el operador telefónico del sistema de emergencias le indicará cómo proceder).
  6. Continuar realizando compresiones hasta que pueda utilizar un DEA o hasta que llegue la ambulancia.

Para cerrar su charla y dar pie a la última disertación del día, el Dr. Apesteguía explicó en qué consiste el Protocolo IAM, que se activa desde Acudir Emergencias Médicas y permite reconocer y actuar rápidamente en casos de infarto agudo de miocardio, con el fin de reducir los tiempos de arribo hasta la institución sanatorial para ofrecer mejores posibilidades y un tratamiento adecuado a cada paciente.

Por último, el Dr. Juan Pablo Costabel expuso sobre la optimización del tiempo en el infarto y resaltó que es importante que el paciente reconozca rápidamente los síntomas y se ponga en contacto con el sistema de salud llamando a una ambulancia o acercándose a una guardia. En ese sentido, expresó que “el miedo a la pandemia hace que las personas retrasen su consulta, lo que afecta la cantidad y la calidad de vida del paciente”. Buscar atención médica inmediata por parte del paciente o su entorno y que, a su vez, el personal médico esté capacitado para detectar una patología cardiaca y actuar en consecuencia, es determinante para ofrecer mejores oportunidades de sobrevida.

 

 

 

 

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Desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) categorizó como pandemia al virus causante de la enfermedad COVID-19, la vida de todo el mundo ha cambiado. Al tratarse de un virus nuevo, de alta contagiosidad, cuya información es dinámica y sufre modificaciones, muchas personas viven con incertidumbre y no saben cómo actuar ante determinadas situaciones de emergencia como es el caso de asistir a alguien que necesita Reanimación Cardiopulmonar (RCP).

Al respecto, el Consejo Argentino de Resucitación (CAR) publicó una serie de recomendaciones para realizar RCP en contexto de pandemia. Alrededor del 70% de los paros cardiorrespiratorios ocurren en el hogar, donde, mayoritariamente, las primeras personas que asisten a la víctima ya han mantenido un contacto estrecho con ella. Esto supone un riesgo de contagio menor respecto de la asistencia en la vía pública o en una institución médica. En cualquier caso, siempre es necesario actuar tomando las mayores precauciones para minimizar las posibilidades de contagio entre la víctima y el primer respondedor, garantizar los mejores resultados y reducir el daño del paciente.

A continuación, compartimos los pasos a seguir para realizar una RCP segura en contexto de pandemia:

  1. Observe durante 10 segundos si la persona realiza movimientos respiratorios.
  2. Si está solo llame al 107 o 911 y ponga el teléfono en alta voz.
  3. Si hay otra persona, pídale que busque un DEA en caso de que sea posible.
  4. Indique claramente lo que está pasando y brinde datos certeros de su ubicación para que una ambulancia se acerque lo más pronto posible al domicilio.
  5. Cubra su boca con barbijo o tapaboca.
  6. Si la víctima no tiene tapaboca, cúbrale la boca y la nariz con alguna prenda de vestir o tela.
  7. Inicie RCP solo con las manos. No realice ventilaciones (respiración boca a boca). Si no sabe realizar RCP, el operador telefónico del sistema de emergencias lo ayudará. Siga sus indicaciones.
  8. Si es posible, utilice el DEA.

Cuando llegue la ambulancia, deje que los profesionales de la salud se hagan cargo de la situación.

Fuente: Consejo Argentino de Resucitación


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Es sabido que la lactancia materna desde el nacimiento ayuda al desarrollo del bebé, refuerza sus defensas y, como consecuencia, evita enfermedades comunes como bronquiolitis o diarreas. Además, fortalece el vínculo madre e hijo y protege a la madre de muchas enfermedades como cáncer de mama, hipertensión, anemia, osteoporosis e incluso de la depresión postparto.

En plena pandemia es normal que surjan dudas respecto de la seguridad de la lactancia materna; sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Ministerio de Salud de la Nación (MSN) informan que hasta la fecha no se ha detectado la transmisión de casos activos de COVID-19 a través de la leche materna ni de la lactancia y tampoco se ha detectado el virus activo en la leche materna de ninguna mujer con confirmación de la enfermedad, por lo que nada indica que deba interrumpirse el amamantamiento cuando la mujer sospecha o confirma que es COVID-19 positivo. Si bien los investigadores continúan realizando estudios, los especialistas consideran que los beneficios de la lactancia materna superan los posibles riesgos de transmisión y enfermedad asociados al COVID-19, teniendo en cuenta que en la gran mayoría de los pocos casos positivos en niños -siempre por fuentes distintas a la lactancia materna-, la enfermedad ha sido asintomática o ha cursado con síntomas leves.

De todas formas, es recomendable tomar medidas de higiene adecuadas para prevenir un posible contagio de COVID-19, en caso de que la madre tenga sospechas o sea COVID-19 positivo. Estas medidas son:

  • Lavarse las manos frecuentemente con agua y jabón o con alcohol al 70%, especialmente antes de tocar al bebé.
  • Utilizar tapabocas o barbijo limpio mientras está amamantando al bebé. Es importante que el tapabocas cubra desde la nariz hasta el mentón para que cumpla su función. Una vez que termine de dar la teta debe desechar el barbijo o lavarlo con agua y jabón si se trata de un tapabocas reutilizable.
  • Cubrirse la boca y la nariz con un pañuelo al estornudar o toser, desechar el pañuelo y lavarse nuevamente las manos.
  • Si no tiene tapaboca, igualmente puede amamantar extremando las demás medidas de prevención como lavado frecuente de manos antes de tocar al bebé, taparse con un pañuelo al toser o estornudar y mantener la higiene de las superficies.

En resumen, la lactancia materna brinda a los bebés incontables beneficios para su salud y desarrollo que perdurarán toda su vida, por lo que no hay ningún motivo evidente para suspenderla durante la pandemia.

Fuente: Organización Mundial de la Salud


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Desde que la Organización Mundial de la Salud declaró la pandemia por el nuevo coronavirus, las personas de todo el mundo debieron adoptar nuevos hábitos con el fin de evitar o disminuir la propagación del virus SARS-CoV-2 causante de la enfermedad de COVID-19. Estas medidas de higiene sanitaria reducen también las posibilidades de contraer otras enfermedades comunes en la época invernal, como gripe, bronquitis, neumonía o bronquiolitis.

Para reducir el contagio, tanto de COVID-19 como de otras enfermedades respiratorias, es necesario:

  • Lavarse frecuentemente las manos, especialmente al llegar a casa o al trabajo desde la calle, antes de manipular alimentos, antes de comer, después de ir al baño y después de tocar dinero u otros objetos, como las compras del supermercado.
  • Usar barbijo o tapaboca en la calle, en el transporte público de pasajeros, comercios, etc.
  • Cubrirse la boca y la nariz al toser o estornudar con la cara interna del codo o con un pañuelo de papel que deberá descartarse inmediatamente.
  • Mantener distancia social de al menos 2 metros con otras personas.
  • Ventilar a diario los ambientes de la casa, incluso en días de baja temperatura.
  • Evitar los sitios cerrados o donde no se pueda respetar la distancia social.
  • No compartir objetos de uso personal como mate, vasos, cubiertos, etc.
  • Evitar el contacto con personas que presenten síntomas.
  • En caso de presentar algún tipo de síntoma como fiebre de 37,5° o más, tos, dolor de garganta, pérdida del gusto o del olfato, deberá mantenerse aislado, contactar al sistema de salud (107 en CABA, 148 en Buenos Aires) y esperar las indicaciones de los referentes. En ningún caso se automedique ni consuma remedios caseros.

Para prevenir enfermedades respiratorias (y otras enfermedades) es esencial estar al día con el Calendario Nacional de Vacunación. Los centros vacunatorios cumplen estrictos protocolos de atención para evitar el contagio de coronavirus.

Tenga en cuenta que la vacuna contra la gripe es obligatoria para el personal de la salud, los adultos mayores de 65 años, las mujeres embarazadas y puérperas hasta 10 días posteriores al parto y personas con factores de riesgo. Por otro lado, la vacuna contra el neumococo la deben recibir los bebés de 2, 4 y 12 meses; los adultos mayores de 65 años y las personas que tienen entre 5 y 64 años con problemas en su sistema inmunológico o enfermedades crónicas. Por último, otras vacunas del Calendario que protegen a la población son la Quíntuple (bebés a los 2, 4 y 6 meses de vida más un refuerzo entre los 15 a 18 meses); la Triple bacteriana celular (una dosis a la edad de ingreso a la escuela primaria) y la Triple bacteriana acelular (una dosis a los 11 años y otra en cada embarazo, después de la semana 20 de gestación).

Enfermedades respiratorias en bebés

Mantener la lactancia materna hasta al menos los 6 meses de vida contribuye a prevenir infecciones respiratorias en los bebés. Es importante tener en cuenta que un bebé necesita atención inmediata cuando respira rápido y con silbidos o ronquidos; si se le hunde el pecho al respirar; está decaído o se niega a comer; está irritable y le cuesta dormirse, tiene 38° o más de temperatura, tiene un color azulado en la piel, las uñas o los labios. Ante cualquiera de estos síntomas, hay que consultar a un médico lo más pronto posible.

 


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