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En esta época del año suelen aparecer las enfermedades respiratorias. En los niños menores de un año es muy común la bronquiolitis, una infección respiratoria en la que se inflaman los bronquiolos que se encuentran en los pulmones. No existe vacuna ni antibiótico efectivo para esta enfermedad, por lo que es necesario extremar las medidas de precaución. Estas medidas son similares a aquellas que debemos seguir para prevenir el coronavirus; es decir: lavarse las manos de manera frecuente; ventilar los ambientes aunque la temperatura exterior sea baja y mantener la higiene de la casa, los objetos y las superficies, principalmente aquellas que tocan los niños.

Los padres o adultos responsables deben estar atentos a síntomas como:

  • Dificultad respiratoria que aparece con el aleteo de la nariz
  • Hundimiento en la zona entre las costillas por el esfuerzo para respirar en el tórax del bebé
  • Irritabilidad extrema
  • Dificultad para alimentarse o hidratarse correctamente
  • Piel que se torna azulada, en especial debajo de las uñas o en los labios.

Es importante consultar al sistema de salud en caso de presentarse alguno de estos síntomas porque se puede llegar a requerir internación e incluso administración de oxígeno.

El grupo con mayor riesgo para esta enfermedad es el que conforman los recién nacidos prematuros y los que tienen una cardiopatía congénita. Para ellos, el Ministerio de Salud de la Nación desarrolla un programa que incluye la aplicación de un anticuerpo monoclonal llamado palivizumab, cuyo acceso está garantizado tanto en el sistema público como en el privado.

Fuente: Consenso Salud


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El colon es la última parte del sistema digestivo o tracto gastrointestinal. Cuando allí aparece un tumor maligno se habla de cáncer colorrectal (CCR); si este cáncer se detecta en etapas tempranas hay un 90% de posibilidades de curarse.

La Argentina tiene una alta incidencia de esta enfermedad: Según las estadísticas, el cáncer colorrectal es el segundo más frecuente luego del de mama y el segundo en mortalidad después del de pulmón.

Más datos relevantes de esta patología:

  1. El 90% de los casos de cáncer colorrectal se presenta en mayores de 50 años.
  2. Solo entre el 10 y 15% de los casos se dan en menores de 50.
  3. El 75% son casos esporádicos o aislados.
  4. Un 25% de los casos diagnosticados corresponde a personas con riesgo adicional o aumentado.
  5. Entre el 3 y el 5% son originados por causas hereditarias.

La edad, los antecedentes familiares o personales de CCR, pólipos, enfermedades inflamatorias del intestino grueso como la Colitis Ulcerosa y la Enfermedad de Crohn, los síndromes de CCR hereditarios como el Síndrome de Lynch, la Poliposis Adenomatosa Familiar y el Síndrome de Peutz Jeghers, son factores que aumentan el riesgo. Pero también hay otros factores externos que pueden aumentar las chances de enfermarse: Llevar una alimentación desequilibrada, tener obesidad o sobrepeso, fumar, tomar alcohol en exceso y ser sedentario son malos hábitos que deberán modificarse para mejorar la calidad de vida y reducir los riesgos.

Por el contrario, llevar una dieta rica en vegetales y frutas; disminuir el consumo de carnes rojas quemadas y grasas de origen animal, consumir lácteos y otros alimentos ricos en calcio, no fumar ni tomar alcohol y hacer actividad física regularmente sirven para prevenir o retrasar la aparición de la enfermedad. Hay evidencia científica de que la prevención primaria a través de la modificación del estilo de vida, sumado a los programas de prevención, reducen la incidencia y la mortalidad.

El cáncer de colon, detectado en etapas tempranas, suele requerir tratamientos menos invasivos y las chances de curarse son muy altas (alrededor de un 90%). Por eso es necesario prestar atención si hay cambios en la forma de evacuar el intestino, sangrado en las deposiciones, dolores y calambres abdominales frecuentes, anemia  y pérdida de peso, vómitos, cansancio y fatiga. En caso de presentarse estos síntomas, se recomienda una consulta con el médico de cabecera para que evalúe el caso e indique, de considerarlo necesario, otros estudios. Vale aclarar que todas las personas mayores de 50 años deben hacerse chequeos regulares del aparato digestivo aunque no tengan síntomas.

Fuentes:
– Ministerio de Salud de la Nación
– Fundación para la Investigación, Docencia y Prevención del Cáncer (FUCA)

 


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El cáncer de cérvix o cuello de útero es el segundo tipo de cáncer más frecuente en mujeres y es causado por algunos tipos de VPH (Virus de Papiloma Humano), un virus muy común de transmisión sexual. Cuando el VHP no es tratado y las lesiones persisten en el cuello uterino pueden transformarse en cáncer. Este tipo de cáncer es frecuente en mujeres jóvenes: según datos publicados por la Fundación para la Investigación, Docencia y Prevención del Cáncer (FUCA), se diagnostican 15 a 20 casos cada 100.000 mujeres de entre 20 y 35 años.

La buena noticia es que existen formas de prevenir esta enfermedad:

  • La vacuna contra el VPH. Son dos dosis obligatorias (tienen que pasar al menos 6 meses entre ambas dosis) y es para todas las mujeres y varones de 11 años. Sin la segunda dosis no hay protección. Esta vacuna forma parte del Calendario Nacional de Vacunación Obligatoria.
  • El Papanicolau o PAP. Es recomendable que todas las mujeres mayores de 18 años o que hayan iniciado su vida sexual realicen un control ginecológico cada año, que incluya Pap y Colposcopía.
  • El uso de preservativo protege contra el contagio del VPH y otras enfermedades de transmisión sexual.

Factores de riesgo y síntomas

El cáncer de cuello uterino no suele presentar síntomas en sus etapas tempranas, por eso se insiste en la importancia de realizar el control ginecológico anual.  Tener o haber tenido una infección por VPH, fumar, tomar anticonceptivos orales por períodos muy prolongados, haber tenido múltiples parejas sexuales o tener VIH son factores que aumentan los riesgos de enfermarse.

Si se presenta dolor o sangrado con las relaciones sexuales, flujo vaginal maloliente o sangrado fuera de las menstruaciones se sugiere visitar al ginecólogo.

FUENTE:
– Fundación para la Investigación, Docencia y Prevención del Cáncer (FUCA)
– Ministerio de Salud de la Nación


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El inicio del año escolar marca una serie de controles que los padres o tutores de los niños deben seguir para prevenir o detectar posibles patologías.  Antes de comenzar las clases es importante revisar que los chicos están al día con su vacunas, visitar a un oftalmólogo para controlar la vista y realizar una consulta pediátrica que incluya un examen físico completo.

A su vez, el comienzo de clases es una excelente oportunidad para organizar algunas rutinas saludables con el fin de que los niños tengan un buen desarrollo y rendimiento escolar. Compartimos algunas recomendaciones:

  1. Un buen descanso: Los chicos en edad escolar deben dormir al menos 8 hs. Los profesionales sugieren que los últimos días de vacaciones comiencen a acostarse más temprano para adaptarse de a poco al nuevo ritmo.
  2. Desayuno nutritivo: Después de un ayuno prolongando por las horas de sueño, es importante que desayunen bien. Un desayuno saludable facilita el rendimiento mental y físico y debería incluir un lácteo, una fruta y algún cereal.
  3. El peso de las mochilas no debe superar el 15% del peso del niño para proteger su columna. Lo correcto sería que la lleven siempre con ambas cintas sobre los hombros.
  4. Tiempo de ocio: Los chicos necesitan tener tiempo libre para jugar. Las tareas escolares y extracurriculares no deberían interferir con sus actividades lúdicas.

¿Qué vacunas les corresponden según su edad?

A los 5 o 6 años
El ingreso escolar es una etapa de la vida para recibir refuerzos y completar esquemas.

A los 11 años
En esta etapa debe reforzarse la protección de las vacunas de la infancia y comenzar a prevenir enfermedades propias de la edad.

Los adolescentes que no hayan recibido dos dosis de Triple viral después del año de vida, deben iniciar o completar esquema de 2 dosis.

Todas las vacunas del Calendario Nacional son obligatorias, gratuitas y se aplican en los vacunatorios, centros de salud y hospitales públicos del país. Es responsabilidad y obligación de los adultos que los niños estén vacunados para evitar enfermarse y contagiar a otras personas.

Fuente: Ministerio de Salud de la Nación

 

 


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Los servicios de Emergencia suelen ser la primera línea de respuesta ante eventos complejos a nivel individual y global; esto incluye también amenazas de índole infectológica que generan un profundo impacto poblacional por la complejidad médica y logística que requieren. Se presenta una revisión sobre la actual situación emergente relacionada con el Coronavirus (2019-nCoV) pensada específicamente para los profesionales de los servicios de emergencia pre e intrahospitalarios.

El presente documento, en base a las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), fue elaborado por los Dres. Agustín Apesteguía, Adolfo Savia, Aníbal Farías y A. Altamirano* y publicado en la web de la Sociedad Argentina de Emergencias (SAE).

Click aquí para leer el documento completo.

Recomendaciones de la OMS para la población en general:

  • Lávese las manos frecuentemente con un desinfectante de manos a base de alcohol o con agua y jabón.
  • Al toser o estornudar, cúbrase la boca y la nariz con el codo flexionado o con un pañuelo – tire el pañuelo inmediatamente y lávese las manos.
  • Evite el contacto físico con cualquier persona que tenga fiebre y tos.
  • Si tiene fiebre, tos y respira con dificultad, busque atención médica lo antes posible e informe a su médico de los lugares a los que ha viajado anteriormente.
  • Si visita mercados de animales vivos en zonas donde se han registrado casos del nuevo coronavirus, evite el contacto directo sin protección con animales vivos y con las superficies en contacto con dichos animales.
  • Evite el consumo de productos animales crudos o poco cocinados. La carne cruda, la leche o las vísceras de animales deben manipularse con cuidado a fin de evitar la contaminación cruzada con alimentos no cocinados, con arreglo a las buenas prácticas en materia de inocuidad de los alimentos

Recomendaciones generales de la OMS para profesionales de la Salud:

  • No exponerse a la atención de pacientes sospechosos sin contar con las medidas completas de bioseguridad para Contacto y Gota. El personal de salud deberá exigir el mantenimiento de medidas mientras dure el alerta mundial.
  • Aislamiento desde la sala de espera de los casos con fiebre y síntomas respiratorios.
  • Es necesario clasificar adecuadamente a cada paciente particular, para decidir su internación o seguimiento ambulatorio
  • Manejar con el Comité de Infecciones hospitalario el flujo de pacientes sospechosos, los lugares de atención apropiados para los mismos, la provisión de material adecuado y el adiestramiento del personal, así como la actualización de los protocolos de atención.
  • TODOS LOS CONCEPTOS Y RECOMENDACIONES VERTIDOS EN ESTE DOCUMENTO, PROVIENEN DE LA OMS Y ESTAN SUJETOS A REVISION. Se sugiere actualizar los datos y protocolos de atención, visitando frecuentemente la página de la OMS.
* El Dr. Apesteguía es Médico Especialis en Medicina Interna y Emergentología y Gerente Médico de Acudir. El Dr. Savia es Médico Especialista en Emergentología, Coordinador Médico de Acudir y Jefe del Servicio de Emergencias del Sanatorio Anchorena. El Dr. Farías es Médico Especialista en Terapia Intensiva, Coordinador Médico de Acudir y Jefe de Docencia Hosp. Bernardo Houssay de Vicente López. La Dra. Altamiranto es Médica Especialista en Infectología.

Fuente: Sociedad Argentina de Emergencias


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En el verano estamos más expuestos al sol, por eso es muy importante extremar los cuidados para evitar daños y reducir los riesgos de cáncer de piel.

El protector solar debe ser utilizado durante todo el año en el rostro y por las personas que se exponen de manera diaria a la luz solar. Su correcto uso disminuye el riesgo de desarrollar cáncer de piel y previene de la resequedad, aparición de manchas y arrugas, envejecimiento cutáneo precoz, aumento del número de lunares y variadas alteraciones oculares. Debe aplicarse a diario, incluso en los días nublados, de mínimo un FPS 30+, media hora antes de la exposición al sol y volver a aplicarlo cada 2 horas, o aún con mayor frecuencia si se moja o hay sudoración profusa.

Otras recomendaciones para cuidarse la piel y prevenir complicaciones son:

  • Evitar exponerse al sol entre las 10 de la mañana y las 4 de la tarde.
  • Aplicarse crema después de la ducha, cuando la piel aún está húmeda. Esto favorece la retención del agua y una mayor absorción.
  • Elegir el producto adecuado para cada tipo de piel: existen compuestos que ayudan a mantener la piel hidratada (como la glicerina) y otros que contribuyen a prevenir la pérdida de líquido (siliconas, óxido de zinc y aceites minerales). También existen emolientes que restauran la capa más externa de la piel (los ácidos grasos, el colesterol, el ácido hialurónico, etc.). No es aconsejable elegir la crema de la góndola sin leer la etiqueta. Si necesita orientación, consulte con su dermatólogo.
  • Exfoliar la piel de manera diaria para permitir una correcta oxigenación e incrementar la capacidad de hidratación (con la edad la renovación celular y descamación disminuyen y provocan resequedad).
  • Aumentar el consumo de agua potable fresca. Una correcta hidratación incluye al menos 8 vasos diarios de agua.
  • Llevar una dieta equilibrada y variada en proteínas, vitaminas y ácidos grasos es clave para formar nuevas células y mantener nutrida nuestra piel. Existen algunos alimentos que son extremadamente beneficiosos y le otorgan un aspecto más sano, saludable y radiante a la piel como: chocolate negro, avena, zanahoria, naranja, palta, tomate, kiwi, frutos rojos, pepino y nuez.

Tomar sol aporta muchos beneficios: mejora el aspecto de la piel con acné y el estado de ánimo; aumenta la calidad del sueño, aporta vitamina D a nuestros huesos, equilibra el colesterol, estimula la vasodilatación y reduce la presión sanguínea, entre otros, pero siempre es necesario hacerlo con precaución, con la protección adecuada y por lapsos breves de 15 a 30 minutos, en los horarios recomendados.

Fuente: Consenso Salud


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La fiebre amarilla es una enfermedad vírica aguda, hemorrágica, transmitida por mosquitos infectados. Se la denomina “amarilla” porque la ictericia es uno de sus síntomas más comunes. Otros de los síntomas son: fiebre, dolores de cabeza y musculares, náuseas, vómitos y cansancio. Es un virus endémico en las zonas tropicales de África, América Central y América del Sur.

Si bien no hay forma de tratar esta enfermedad, sí se puede prevenir a través de la vacuna. Además, se recomienda el uso de repelentes e indumentaria de mangas largas y colores claros y se sugiere a quienes viven en sitios de riesgo que tengan mosquiteros, usen aire acondicionado y/o ventilador y eliminen los recipientes con agua que permiten la proliferación de la especie que transmite esta enfermedad. Vale aclarar que la fiebre amarilla no se contagia de persona a persona ni a través de objetos.

Los primeros síntomas: Se presenta mucha fiebre de forma repentina, escalofríos y dolores de cabeza. Las formas más graves de la enfermedad producen hemorragias, insuficiencia renal y falla orgánica múltiple que puede causar la muerte. Por eso es fundamental consultar con un médico ante la presencia de los primeros síntomas y no automedicarse (los antifebriles comunes podrían empeorar el cuadro).

Sobre la vacuna contra la fiebre amarilla

El Calendario Nacional de Vacunación para quienes viven en zona de riesgo (provincia de Misiones y Formosa y algunos departamentos de Chaco, Corrientes, Salta y Jujuy) incluye:

  • una dosis de la vacuna para niños y niñas de 18 meses
  • un refuerzo a los 11 años

También deben aplicarse la vacuna las personas que viajen a zonas con circulación activa comprobada de fiebre amarilla y no presenten contraindicaciones para recibirla.

¿Quiénes no se pueden vacunar?

La vacuna contra la fiebre amarilla está contraindicada para:

  • Los menores de 6 meses
  • Embarazadas
  • Personas con antecedentes de alergia a cualquiera de los componentes de la vacuna como huevo, proteínas de pollo o gelatina
  • Personas con alteraciones del sistema inmune, incluyendo la infección por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH)
  • Personas con enfermedad del timo, miastenia gravis, síndrome de Digeorge, tumores malignos, trasplantes de órganos y patologías que requieran tratamientos con inmunosupresores y/o inmunomoduladores.

Fuente: Ministerio de Salud de la Nación


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Siempre es importante contar en el hogar con un pequeño botiquín que tenga los insumos necesarios para brindar los primeros auxilios. Del mismo modo, armar un botiquín para llevar a un viaje, por más corto que éste sea, es fundamental para tratar malestares o enfermedades comunes.  Si alguna de las personas que viajan o habitan el hogar tiene una enfermedad crónica o preexistente, debe llevar siempre la medicación correspondiente y una receta médica para cualquier eventualidad. En cualquier caso, tener a mano o en lugar visible el teléfono de emergencias del lugar.

El botiquín de primeros auxilios debe ser fácil de transportar, en caso de que sea necesario llevarlo hasta donde está el paciente.

¿Qué se debe incluir en el botiquín?

  •  Alcohol etílico
  • Agua oxigenada
  • Algún antiséptico tipo Pervinox para desinfectar heridas.
  • Apósitos adhesivos (Curitas) para heridas leves.
  • Gasas esterilizadas para cubrir y proteger heridas.
  • Cinta hipoalergénica
  • Guantes descartables de latex o vinilo
  • Termómetro
  • Analgésicos
  • Antifebril
  • Antidiarréico

También se puede agregar al botiquín para hacerlo más completo:

  • Linterna
  • Tijeras
  • Repelente
  • Protector solar
  • Pastillas potabilizadoras de agua
  • Bolsas tipo Ziploc (con cierre hermético)

Si el viaje es a un destino exótico o poco común, se recomienda hacer una consulta con un especialista en medicina del viajero, quien brindará asesoramiento sobre la preparación previa, vacunas necesarias, cuidados generales en caso de tener alguna enfermedad preexistente, prevención de enfermedades transmitidas por consumo de agua y alimentos o picaduras de insectos, prevención de accidentes en caso de realizar actividades riesgosas, entre otros temas.


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Si bien en los últimos tiempos se han iniciado campañas para desalentar la pirotecnia, las heridas causadas por su uso siguen siendo uno de los principales motivos de atención durante las fiestas de fin de año. Por eso, es fundamental tener en cuenta los consejos que compartiremos a continuación para prevenir quemaduras de distinta gravedad y otro tipo de lesiones producidas por la manipulación de fuegos artificiales:

En primer lugar, siempre hay que comprar pirotecnia aprobada por la ANMaC, que es la Agencia Nacional de Materiales Controlados. Los productos aprobados tienen la la leyenda “Producto autorizado”. Además, recordamos que está prohibida su venta a menores de 16 años y que los niños no deberían manipular pirotecnia o hacerlo siempre bajo la supervisión de un adulto.

Encender la pirotecnia en lugares abiertos y al aire libre; nunca hacerlo en lugares cerrados o cerca de garrafas, cocinas y/o autos u otros sitios inflamables. Tampoco se debe sostenerla con la mano ni detonarla en un frasco, botella o cualquier otro recipiente. Del mismo modo, evitar los productos que tengan mechas cortas porque podrían no dar tiempo para alejarse una vez encendidos. Es recomendable mantener distancia del producto una vez encendido para proteger los oídos ante posibles explosiones que podrían causar daños. Si hubiera niños, se sugiere proteger sus oídos con tapones (como los que suelen usarse en la pileta).

Si el producto no llegara a explotar, apagarlo con agua. Jamás tocar la mecha.

¿Cómo actuar en caso de lesiones?

Si a pesar de cumplir con todas estas recomendaciones se produce una quemadura, se recomienda:

  • Lavar la zona con agua fría para aliviar el dolor.
  • Si se llegara a prender fuego la ropa, sofocarlo envolviendo a la persona con una manta o haciéndola rodar por el suelo.
  • Sacar anillos, cadenas y demás elementos que puedan lastimar aún más el área quemada.
  • No permitir que la víctima corra o camine.
  • Si se producen ampollas, no se deben reventar. Tampoco se debe arrancar la piel lesionada.
  • Si la lesión es ocular: no frotarse ni enjuagarse los ojos. Si cree que algún objeto se insertó en el ojo, no intentar extraerlo.
  • En ningún caso se debe aplicar cremas, ungüentos o lociones.
  • No administrar ni tomar analgésicos.
  • Llamar a una ambulancia o llevar al paciente inmediatamente a un centro de atención.

Para pasar unas fiestas seguras, lo mejor es evitar la pirotecnia. Si eso es imposible, seguir las indicaciones vertidas en este artículo puede prevenir lesiones de gravedad.


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Ante las altas temperaturas, el Ministerio de Salud de la Ciudad, recomienda tomar los cuidados necesarios para prevenir el golpe de calor.

Recomendaciones:

  • Reducir la actividad física.
  • Usar ropa holgada y de colores claros, sombrero y anteojos de sol.
  • Consumir verduras y frutas. Evitar las comidas muy abundantes.
  • Aumentar el consumo de líquido aunque no tenga sed para mantener una hidratación adecuada.
  • Evitar las bebidas alcohólicas o muy azucaradas.
  • No exponerse al sol en exceso ni en entre las 11 y las 17 horas.
  • Permanecer en espacios ventilados o acondicionados.

Hay que tener en cuenta que el golpe de calor puede afectar a personas de cualquier edad, pero los grupos de mayor riesgo son los niños -que no manifiestan sus síntomas con facilidad- y los mayores de 65 años.

Los signos de alerta son:

  • Dolor de cabeza
  • Sensación de vértigo
  • Náuseas
  • Confusión
  • Convulsiones o pérdida de conciencia
  • Piel enrojecida, caliente y seca
  • Respiración y pulso débil
  • Elevada temperatura corporal (entre 41 y 42 grados centígrados)

Si la persona sufre alguno de estos síntomas, es importante

  • Trasladar al afectado a la sombra, a un lugar fresco y tranquilo.
  • Hacer que mantenga la cabeza un poco alta, intentar refrescarlo mojándole la ropa o aplicarle hielo en la cabeza.
  • Darle de beber agua fresca o un poco salada.
  • Solicitar ayuda médica.

Fuente: Consenso Salud


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