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🔵 Un gesto tan simple como el de lavarse las manos con agua y jabón puede ser clave para la salud, sobre todo, la de los más pequeños.
 
🔵 Como recordatorio de la importancia de esta práctica, el Día Mundial del Lavado de Manos tiene como fin difundir que con un poco de agua y jabón se puede preservar la vida.
 
🔵 El lavado de manos con agua y jabón es la forma más sencilla, efectiva y económica de prevenir muchas enfermedades, incluso las Enfermedades Transmitidas por Alimentos. Lavarse las manos puede reducir las diarreas en un 30% y las infecciones respiratorias agudas hasta en un 20%.
 
🔵 Los niños son especialmente vulnerables a los efectos de la diarrea y de las infecciones respiratorias, enfermedades que se pueden prevenir fácilmente con un poco de agua y jabón.

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La Enfermedad de Chagas se transmite a través de los insectos conocidos como “vinchucas” o “chinches” infectadas con el parásito Trypanosoma cruzi. El parásito ingresa cuando la persona se rasca sobre la picadura e introduce las heces del insecto infectado en la herida; también pueden introducirse a través de las mucosas de los ojos o la boca.

En días posteriores al ingreso del parásito en el organismo, aproximadamente el 8% de las personas infectadas, presentan manifestaciones clínicas generales como fiebre prolongada, diarrea, dolor de cabeza, cansancio, irritabilidad, vómitos, falta de apetito, malestar general. Sin embargo, en la mayoría de los casos, esta etapa inicial pasa desapercibida y sin síntomas.

El 30% de las personas infectadas, desarrollará la enfermedad de Chagas con afección del corazón y/o sistema digestivo. En estos casos, los síntomas tendrán relación con tales afecciones (por ejemplo: dolor en el pecho, palpitaciones, dificultad para tragar, constipación, etc.). El 70% de las personas infectadas pasa toda su vida sin desarrollar la enfermedad.

Acciones que se pueden llevar adelante para evitar la presencia de vinchucas:

  • Ventilar diariamente las camas y espacios utilizados para descanso.
  • Limpiar detrás de los muebles y objetos colgados de las paredes.
  • Mover y revisar los objetos amontonados.
  • Tapar las grietas y los agujeros de las paredes y techos.
  • Procurar que los perros y gatos duerman en un lugar resguardado fuera de la vivienda.
  • Los lugares con techo de paja, requieren revisión periódica. Si es posible, cambiarlo una vez al año.
  • Fumigar con frecuencia para evitar la presencia del vector.

El Chagas se puede prevenir, tratar y curar si es detectado a tiempo.


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14 de Marzo: Día Mundial de la Endometriosis.

La endometriosis es un trastorno a menudo doloroso en el cual el tejido similar al tejido que normalmente recubre el interior del útero (el endometrio) crece fuera del útero.

Puede causar dolor, incluso agudo, especialmente durante los períodos menstruales. También se pueden presentar problemas de fertilidad. Afortunadamente, hay tratamientos eficaces disponibles.

Síntomas

El síntoma principal de la endometriosis es el dolor pélvico, a menudo asociado con los períodos menstruales, pero suele ser más severo de lo habitual. El dolor también puede aumentar con el tiempo.

Los signos y síntomas comunes de la endometriosis pueden incluir:

  • Períodos dolorosos (dismenorrea).
  • Dolor al tener relaciones sexuales.
  • Dolor al defecar o al orinar.
  • Sangrado excesivo.
  • Infertilidad.
  • Otros signos y síntomas pueden ser fatiga, diarrea, estreñimiento, hinchazón o náuseas, especialmente durante los períodos menstruales.

Complicaciones

La principal complicación de la endometriosis es el deterioro de la fertilidad. Entre un tercio y la mitad de las mujeres con endometriosis tienen dificultad para quedar embarazadas.

A pesar del tratamiento médico, muchas mujeres no logran controlar el dolor, con la consecuencia de restricciones más o menos graves en la vida laboral, social, familiar, de pareja y sexual. El dolor crónico afecta de manera negativa la calidad de vida, las relaciones de pareja, fertilidad, y estado emocional, y puede generar ansiedad y depresión, entre otros trastornos psiquiátricos.

La endometriosis puede ser una afección difícil de tratar. Sin embargo, el control de los síntomas podría mejorar con un diagnóstico temprano, un equipo médico multidisciplinario y la comprensión del diagnóstico.


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El cáncer de piel es el crecimiento anormal de las células de la piel y se manifiesta principalmente en aquellas zonas más expuestas al sol, como la cara, los brazos, las manos o el cuero cabelludo, aunque también puede desarrollarse en lugares que no suelen exponerse a la luz solar como los pies o los genitales.

Los tres tipos de cáncer de piel más comunes son:

  • Carcinoma de células basales: Se produce por lo general en áreas expuestas al sol, como el rostro, y puede manifestarse como una lesión del color de la piel similar a una cicatriz o una lesión con costras o sangrante que se cura y reaparece.
  • Carcinoma espinocelular: Suele aparecer en áreas del cuerpo expuestas al sol como un nódulo rojo y firme o una lesión plana con superficie escamosa y costras.
  • Melanoma: Puede aparecer en cualquier parte del cuerpo, haya estado expuesta al sol o no. A veces son lunares ya existentes que se vuelven cancerosos, pero también puede ser: un área grande y amarronada con pintitas más oscuras; un lunar que cambia de tamaño, forma o color; un lunar que sangra o una lesión pequeña con bordes irregulares y partes de color rojo, rosa, blanco o azul. También puede manifestarse como una lesión que pica, arde o duele o como lesiones oscuras en ciertas partes del cuerpo como palmas de las manos, plantas de los pies, vagina o ano.

¿Cómo prevenir el cáncer de piel?

Ningún método de prevención es 100% infalible, pero hay algunas acciones o hábitos que ayudar a reducir los factores de riesgo. Por ejemplo:

  • Usar protector solar UVA/UVB con FPS alto todos los días del año, según indicación del profesional médico.
  • Evitar la exposición directa al sol entre las 10 de la mañana y las 4 de la tarde, especialmente en verano.
  • Protegerse con anteojos de sol y sombreros.
  • Evitar el uso de camas solares.
  • Controlar periódicamente los lunares o manchas de la piel.

Cuándo consultar un médico

Realizar al menos una consulta anual de control con un médico. Visitarlo especialmente si encuentra una mancha nueva en la piel, si ha notado cambios en sus lunares o manchas, si tiene una lesión en la piel que no se cura o reaparece.

Cuando el cáncer de piel se detecta en sus etapas tempranas, hay más chances de que el tratamiento resulte exitoso.


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La meningitis bacteriana es una enfermedad infecciosa de alta peligrosidad que, si no es diagnosticada y tratada a tiempo, puede generar lesiones neurológicas permanentes e, incluso, la muerte.

Todos los 24 de abril se conmemora el Día Mundial de la Meningitis con el objetivo de concientizar acerca de la necesidad de prevenir esta infección. Para eso, solo es necesario que los bebés y niños reciban la vacuna, de acuerdo con el Calendario Nacional de Vacunación:

Los lactantes -la población más vulnerable y con mayor riesgo de enfermar y morir-, deben recibir tres dosis a los 3, 5 y 15 meses de vida. Más adelante, a los de 11 años, deben recibir una dosis complementaria.

La bacteria que causa meningitis se transmite de persona a persona a través de secreciones respiratorias; es decir que puede contagiarse al besarse, estornudar, toser, compartir vasos o mate o convivir con otras personas enfermas en espacios chicos y mal ventilados.

Los niños pequeños, principalmente los menores de 1 año, son el grupo de riesgo que más se contagia. Los adolescentes puedden ser portadores de forma asintomática, pero transmitir la infección.

Los síntomas más frecuentes de la meningitis son similares a los de otras enfermedades: rigidez de nuca, fiebre elevada, fotofobia, confusión, cefalea y vómitos, pero, al tratarse de una infección que evoluciona rápidamente a cuadros graves, se sugiere consultar inmediatamente al pediatra.

Fuente: Sociedad Argentina de Pediatría


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El cáncer de cuello uterino se produce en las células del cuello uterino, que es la parte inferior del útero conectada a la vagina. Comienza cuando las células sanas del cuello uterino desarrollan cambios (mutaciones) en su ADN. En ese ADN se encuentran las instrucciones que le dicen a una célula qué hacer. En este caso, las mutaciones les dicen a las células que crezcan y se multipliquen fuera de control; entonces se acumulan formando una masa o tumor que –en estadios muy avanzados- pueden diseminarse a otras partes del cuerpo, lo que se conoce como metástasis.

En etapas tempranas, el cáncer de cuello uterino, generalmente, no produce signos ni síntomas. Por eso se recomienda realizar controles ginecológicos a partir de los 21 años o desde los 3 años posteriores al inicio de las relaciones sexuales: Una prueba de Papanicolaou puede detectar células anormales en el cuello uterino, incluidas células cancerosas y células que muestran cambios que aumentan el riesgo de cáncer cervical. Será el médico o médica quien evaluará si se han dado situaciones de riesgo especiales que requieran otro tipo de estudios complementarios.

Para prevenir el riesgo de contraer cáncer de cuello uterino es importante:

  • Que todas las niñas y niños de 11 años reciban la vacuna contra el Virus del Papiloma Humano (VPH). Esta vacuna forma parte del Calendario Nacional del Vacunación y reduce el riesgo de infección por VPH, una de las principales causas de cáncer de cuello.
  • Usar preservativo en todas las relaciones sexuales.
  • No fumar o dejar de hacerlo.

Cuando el cáncer de cuello uterino está en estadios un poco más avanzados, puede presentar alguno de los siguientes síntomas:

  • Sangrado vaginal después de las relaciones sexuales, entre períodos o después de la menopausia.
  • Flujo vaginal acuoso y con sangre, que puede ser abundante y tener un olor fétido.
  • Dolor pélvico o dolor durante las relaciones sexuales.

Según la estadificación de la lesión cancerígena puede realizarse tratamiento quirúrgico, requerir algún otro tratamiento como quimioterapia o radioterapia.


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El glaucoma es un grupo de afecciones oculares que dañan el nervio óptico, lo que complica la visión. Se trata de una de las principales causas de ceguera en personas mayores de 60 años (aunque puede producirse a cualquier edad).

Uno de las causas más comunes es la presión ocular alta, por eso es importante realizarse controles oftalmológicos periódicamente. De esta manera, podría detectarse en etapas tempranas y retrasar o prevenir la pérdida de la visión. También se sabe que el glaucoma puede ser hereditario.

 

Los síntomas del glaucoma son muy sutiles y no suelen advertirse hasta que está muy avanzado. Es importante consultar a un profesional en los siguientes casos:

 

  • Si aparecen puntos ciegos en su cambio visual
  • Si padece dolor de cabeza intenso
  • Si padece dolor ocular
  • Si tiene náuseas y/o vómitos
  • Si tiene visión borrosa
  • Si se le enrojecen los ojos

Existen varios tipos de glaucoma:

El Glaucoma de ángulo abierto es el más común y representa aproximadamente el 90% de los casos de glaucoma. Es una obstrucción lenta de los canales de drenaje del ojo que produce el aumento de la presión ocular. Se llama de “ángulo abierto” porque el ángulo en el que el iris coincide con la córnea es amplio y abierto, tal como debería ser. Este tipo de glaucoma se desarrolla tan lentamente que sus síntomas suelen aparecer en etapas muy avanzadas.

El glaucoma de ángulo cerrado ocurre cuando el iris bloquea el ángulo de drenaje del ojo. Puede darse de manera gradual o repentina (ataque agudo). Al quedar completamente bloqueado, aumenta la presión del ojo.

En el glaucoma de tensión normal, el nervio óptico se daña a pesar de que la presión del ojo se encuentra dentro del rango normal. Nadie conoce la causa exacta; puede ser debido a un nervio óptico sensible o a que llegue menos sangre al nervio óptico. Una afección que impida la correcta irrigación sanguínea podría ser la causa.

En el glaucoma pigmentario, los gránulos de pigmento del iris se acumulan en los canales de drenaje, ralentizando o bloqueando el líquido que sale del ojo. Algunas actividades de impacto, como correr, podrían remover esos gránulos, que al depositarse en la malla tubercular producirían un aumento de la presión ocular.

Factores de riesgo

  • Tener presión intraocular alta
  • Tener más de 60 años
  • Tener antecedentes familiares de glaucoma
  • Ser diabético, tener alguna enfermedad cardiaca o padecer hipertensión arterial
  • Tener córneas delgadas en el centro
  • Tener miopía o hipermetropía extremas
  • Haber tenido una lesión en el ojo o ciertos tipos de cirugía ocular
  • Tomar corticoesteroides, especialmente gotas oftálmicas, durante un largo tiempo

Realizar controles oftalmológicos periódicamente es la mejor forma de detectar el glaucoma en una etapa temprana y prevenir o retrasar la pérdida de visión. La visión perdida no se recupera y, si no se trata, el glaucoma puede ocasionar ceguera en el largo plazo.

Fuente: American Academy of Ophthalmology


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Hace 150 años, el 27 de enero de 1871, se conocieron los primeros casos de fiebre amarilla en Buenos Aires. Esta epidemia causó la muerte de 13.614 personas (de acuerdo con datos registrados por la Asociación Médica Bonaerense) y diezmó la población de una ciudad pujante que, en aquel entonces, tenía apenas 187 mil habitantes.  En la actualidad, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) calcula que se producen 200 mil casos anuales de fiebre amarilla y unas 30 mil personas mueren por esta enfermedad evitable.

¿Qué es la fiebre amarilla?

Es una enfermedad producida por un virus, que se transmite por la picadura de un mosquito infectado. No todos los mosquitos contagian la fiebre amarilla, solo lo hacen aquellos que previamente han picado a un individuo enfermo.

Existen dos ciclos de transmisión de la fiebre amarilla: el selvático y el urbano.

  • El ciclo selvático incluye a los mosquitos y a los monos, que se enferman y mueren rápidamente pero no transmiten la enfermedad. Ver monos muertos o enfermos indica que podría estar circulando el virus; por eso se debe informar inmediatamente a un Centro de Salud.
  • El ciclo urbano involucra al mosquito Aedes aegypti que vive en las casas – es el mismo que causa dengue-, y a los seres humanos.

El contagio de la enfermedad solo se produce por la picadura de mosquitos infectados y no de persona a persona. Los adultos mayores y los niños son quienes tienen mayor riesgo de presentar una enfermedad grave.

¿Cuáles son las zonas de riesgo para la fiebre amarilla?

Las zonas de riesgo de la Argentina son aquellas provincias que limitan con Brasil, Bolivia y Paraguay, especialmente Misiones y Formosa. Las provincias de Chaco, Corrientes, Jujuy y Salta son consideradas de riesgo medio.

El mayor riesgo de adquirir la infección es al realizar actividades en zonas selváticas y no haber recibido la vacuna.

¿Cuándo sospechar fiebre amarilla?

Si no está vacunado contra la fiebre amarilla, viajó o vive en una zona de riesgo y tiene síntomas como fiebre alta, dolores musculares, dolor de cabeza; su piel está amarilla, tiene escalofríos o náuseas, debe consultar al Centro de Salud. Es difícil confirmar la fiebre amarilla por un examen clínico debido a que sus síntomas son bastante inespecíficos y similares a los de una gripe común.  Se considera Caso Confirmado a todo paciente sospechoso que tenga un diagnóstico confirmatorio de fiebre amarilla por laboratorio.

¿Cuál es el tratamiento de la fiebre amarilla?

No existe tratamiento antiviral específico para la fiebre amarilla y sólo se realizan medidas de sostén. Si se puede manejar de manera ambulatoria, se indica reposo y paracetamol cuando el paciente tiene dolor o fiebre (otros antiinflamatorios como diclofenac, ibuprofeno, naproxeno y aspirina están contraindicados). Además, se brindan pautas de alarma para consulta inmediata, se solicita protección contra la picadura de mosquitos para evitar la transmisión del virus y se requiere una evaluación diaria por parte del equipo de salud.

¿Qué puedo hacer para prevenir la fiebre amarilla?

Lo más importante, para las personas que viven o viajan a zonas de riesgo, es aplicarse la vacuna con al menos 10 días de anticipación al comienzo del viaje. Es una vacuna segura y efectiva, que pueden recibir todas las personas a partir del año de vida. En el caso de los adultos mayores de 60 años se debe evaluar su aplicación de acuerdo con la exposición al virus y el riesgo clínico del paciente.

Una sola dosis de la vacuna contra la fiebre amarilla otorga inmunidad y protección de por vida, sin necesidad de dosis de refuerzo.

Además, al igual que para prevenir el dengue, es recomendable usar repelente y renovar su aplicación según indicación del producto, especialmente luego de haber estado en contacto con el agua o tras sudar en exceso.

Por último, es fundamental impedir la reproducción de los mosquitos y para eso es necesario vaciar o dar vuelta los tachos y/o baldes y renovar periódicamente el agua de las mascotas y floreros.

 

 


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Llevar hábitos saludables es fundamental para prevenir enfermedades no transmisibles; es decir, aquellas que en gran medida se relacionan con la alimentación o el sedentarismo, como la Diabetes tipo II o las enfermedades cardiovasculares. Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), la salud no es solo la ausencia de enfermedad, sino que implica un bienestar físico, mental y social. Para alcanzar ese bienestar y mejorar nuestra calidad de vida es necesario adoptar conductas que nos beneficien.

Los hábitos no se modifican de un día al otro. Por eso es recomendable dar pequeños pasos y hacer cambios paulatinos: De esta forma, hay más posibilidades de sostenerlos en el tiempo. A continuación, compartimos algunos consejos para comenzar un cambio de vida:

  1. Tomar más agua: Lo ideal es beber 2 litros de agua cada día. Para facilitar la ingesta de líquido, un tip es poner alarmas en el teléfono a modo de recordatorio o tomar 8 vasos de agua distribuidos en distintos momentos (dos vasos por la mañana, dos al mediodía, otros dos por la tarde y dos por la noche).
  2. Llevar una alimentación balanceada: Una alimentación equilibrada debe incluir verduras, frutas, cereales, legumbres y proteínas. En este punto, la planificación es clave. ¿Sugerencias? Primero, es recomendable consultar con un nutricionista. Pero, para empezar, es bueno organizar un menú semanal, hacer una lista de compras y tratar de comer comida casera. Cocinar puede ser un plan entretenido y ayuda a evitar o disminuir el consumo de azúcares y alimentos ultraprocesados. También es recomendable moderar el consumo de alcohol.
  3. Sumar movimiento: Hacer actividad física 30 minutos al día es bueno para el cuerpo y la mente. Las personas que no están acostumbradas o que realizan tareas sedentarias, pueden aprovechar las distintas aplicaciones y gadgets que ayudan a controlar los movimientos. Para no abandonar es preciso encontrar una actividad que entusiasme; puede ser caminar, andar en bici, nadar, etc. Lo importante es lograr constancia y, si se desea, proponerse pequeños objetivos para ser consciente del progreso. Siempre consultar a un médico para que realice un apto físico e indique la mejor actividad de acuerdo con su estado.
  4. Tratar de decirle adiós al cigarrillo: Los beneficios de dejar de fumar son innumerables.
  5. Descansar de manera adecuada: Lo ideal de dormir de 6 a 8 horas diarias. Tratar de regular y mantener un buen ritmo de sueño es necesario para un mejor rendimiento en todas las actividades y para recuperarse tras realizar ejercicio.
  6. Hacer alguna actividad placentera: Esto queda a gusto y criterio de cada persona. Puede ser meditar, pintar, cantar o bailar. Cualquier cosa que permita relajar y desconectar o despejarse.

El cambio de hábitos es un proceso y lleva su adaptación: Habrá días mejores que otros. Por eso, hay que ser flexibles y aceptar que a veces se puede fallar. En esos casos, evitar sentir culpa, no abandonar, ser paciente y retomar los buenos hábitos son pasos necesarios para tener éxito en este nuevo camino.


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Con la llegada de la época invernal se multiplican las intoxicaciones por monóxido de carbono que causan alrededor de 200 muertes anuales en el país.

El monóxido de carbono, también llamado “asesino invisible”, es un gas tóxico, incoloro e inoloro, que se origina por la combustión incompleta del carbono presente en materiales tales como leña, carbón, gas, kerosene, alcohol, gasoil o nafta. Cuando este gas ocupa el lugar del oxígeno en el torrente sanguíneo es cuando se produce la intoxicación.

Para evitar las intoxicaciones por monóxido de carbono es recomendable controlar las instalaciones de gas del hogar (estufas, calefones, termotanques, etc.), al menos una vez al año, y revisar periódicamente las salidas al exterior de los artefactos a gas para asegurarse de su buen estado.  Si se sospecha que un artefacto pierde gas o si la llama de hornallas o estufas es de tono amarillo o naranja, es necesario contactar a un gasista matriculado lo más pronto posible. Del mismo modo, es importante chequear que no haya manchas negras en la pared o el techo, ya que podrían ser indicador del mal funcionamiento del conducto.

Por último, no es recomendable usar el horno o la cocina para calefaccionar la casa ni encender motores a combustión en sótanos u otros espacios cerrados.

Síntomas

Los síntomas de intoxicación por monóxido de carbono pueden variar de una persona a otra. En muchos casos, la persona no interpreta que sus síntomas pueden deberse a una intoxicación y allí reside el peligro.  Para evitar un cuadro de gravedad hay que estar atento a los siguientes síntomas:

  • Dolor de cabeza
  • Náuseas o vómitos
  • Mareos, acompañados de cansancio
  • Letargo o confusión
  • Desmayo o pérdida de conocimiento
  • Alteraciones visuales
  • Convulsiones

¿Cómo ayudar en caso de intoxicación?

  1. Evaluar que la escena sea segura: Nunca ponga en riesgo su vida ni la de los demás para ayudar a una víctima.
  2. Evaluar a la persona: ¿Está consciente? ¿Respira? Si la persona respiró el gas, trate de llevarla a un lugar abierto y bien ventilado.
  3. Luego, cerrar la llave de gas y ventilar el ambiente.
  4. Llamar al sistema de emergencias o pedirle a alguien que llame. Brindar la mayor cantidad de detalles acerca de la ubicación y el estado de la víctima.
Fuente: Ministerio de Salud de la Nación

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