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La obesidad infantil afecta tanto a niños como a adolescentes. El sobrepeso a menudo genera problemas de salud que antes se consideraban problemas de adultos, como la diabetes, la presión arterial alta y el colesterol alto. La obesidad infantil también puede generar baja autoestima y depresión.

Los niños con obesidad pueden experimentar situaciones adversas, como provocaciones y acoso por parte de sus pares. Esto puede ocasionar la pérdida de autoestima y un riesgo elevado de depresión y ansiedad. Por esto es importante trabajar en su prevención.

Algunas recomendaciones para ayudar a prevenir el aumento de peso excesivo del niño pueden ser:

  • Hacer de la alimentación saludable y la actividad física regular un asunto familiar. Todos se beneficiarán y nadie se sentirá señalado.
  • Tener a mano colaciones saludables como frutas, yogurt descremado y cereales.
  • Ofrecer nuevos alimentos varias veces, por lo general, se necesitan varios contactos con un alimento hasta su aceptación.
  • Elegir recompensas que no sean alimentos; no prometer dulces por el buen comportamiento.
  • Asegurarse de que el niño duerma lo suficiente; algunos estudios indican que dormir muy poco puede aumentar el riesgo de obesidad. La privación de sueño puede causar desequilibrios hormonales que conducen a un aumento del apetito.
  • Acudir a la visita anual con el pediatra favorece a llevar un control de peso y talla saludables y brinda un espacio de contención para poder despejar dudas y adquirir consejos de prevención.

Los comportamientos aprendidos durante la infancia se mantienen en la vida adulta. Por lo tanto, la mejor medida para prevenir la obesidad o sobrepeso es mediante una alimentación sana desde la infancia, acompañada de la práctica regular de ejercicio y el descanso necesario.


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Según la World Heart Federation, la obesidad es una de las tres mayores enfermedades crónicas del mundo y tiene un impacto económico similar al de las guerras y el tabaco. En la Argentina, se considera que ya adquirió proporciones epidémicas.

La obesidad es uno de los principales factores de riesgo para numerosas enfermedades crónicas no transmisibles como la diabetes, las enfermedades cardiovasculares, la hipertensión y los ataques cerebrovasculares, así como varios tipos de cáncer. Solo en nuestro país, la mala alimentación se traduce en 140 mil muertes al año.
Los especialistas afirman que la obesidad debe ser tratada como una enfermedad y subrayan la importancia de llevar a cabo intervenciones tempranas en los niños, modificando sus hábitos de alimentación y sus patrones de actividad física. Es preciso disminuir la exposición de los niños y adolescentes a la comida ultraprocesada y fomentar el consumo de frutas y verduras, además del ejercicio diario, para evitar el sobrepeso y la obesidad.

El consumo de azúcares, sodio y grasas saturadas de la Argentina supera los niveles recomendados por la OMS. En ese sentido la reciente aprobación de la Ley de Etiquetado Frontal de Alimentos es un gran paso a favor de la educación alimentaria ya que obliga a las empresas alimenticias a alertar con un sello identificatorio sobre los excesos de sodio, azúcar o grasas saturadas de sus productos. Además, deberán informar si un producto contiene proteína o edulcorantes artificiales para desalentar su consumo en todas las edades, especialmente en los más pequeños, ya que son perjudiciales para su salud.

Fuente: Organización Panamericana de la Salud (OPS)


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El British Medical Journal publicó un estudio que incluyó datos de más de 110.000 personas y analizó específicamente enfermedades cardiovasculares, cáncer y diabetes tipo 2. Los investigadores de la Escuela de Salud Pública de Harvard en Boston y la Universidad de Ciencias Aplicadas de Amsterdam, observaron cinco hábitos saludables de “bajo riesgo”:

  • No fumar
  • Tener un índice de masa corporal (IMC) saludable de 18 a 25
  • Realizar actividad física durante al menos 30 minutos por día (incluida una caminata rápida)
  • Consumir alcohol con moderación*
  • Llevar una alimentación saludable

Luego, el equipo analizó la esperanza de vida libre de diabetes, enfermedades cardiovasculares y cáncer y cuántos años más libres de enfermedad podrían esperar las personas a partir de los 50 años. Los resultados mostraron que las mujeres de 50 años que llevaban un estilo de vida saludable (que adoptaban cuatro o cinco factores de vida saludable) tenían una expectativa de vida libre de enfermedad de 34.4 años más, llevándolas a la edad de 84 años sin diabetes, cáncer o enfermedad cardíaca. Esto se compara con solo 23,7 años más de esperanza de vida libre de enfermedad para las mujeres de la misma edad que no habían adoptado ninguno de los factores de un estilo de vida saludable.

En el caso de hombres de 50 años, aquellos que adoptaron cuatro o cinco factores de vida saludable podrían esperar 31.1 años sin enfermedad, en comparación con los 23,5 años para los hombres que no tenían comportamientos de estilo de vida saludables.

Los hombres que fumaban más de 15 cigarrillos al día y los hombres y mujeres obesos (con un IMC superior a 30) tenían las más bajas posibilidades de vivir una vida libre de enfermedades.

Los investigadores concluyeron: “Hemos observado que la adherencia a un estilo de vida de bajo riesgo se asoció con una mayor esperanza de vida a los 50 años libre de las principales enfermedades crónicas de aproximadamente 7,6 años en hombres y 10 años en las mujeres en comparación con los participantes que no tienen un estilo de vida de bajo riesgo”.

Políticas públicas para la mejora de la alimentación y el medio ambiente físico propicio para la adopción de una dieta saludable y estilo de vida, así como las políticas y regulaciones pertinentes (por ejemplo, la prohibición de fumar en lugares públicos o restringir las grasas transgénicas) son fundamentales para la mejora de la expectativa de vida, sobre todo la esperanza de liberarse de las enfermedades crónicas más importantes”.

La Dra. Kate Allen, directora ejecutiva de ciencia y asuntos públicos del Fondo Mundial para la Investigación del Cáncer, dijo: “Este nuevo y amplio estudio confirma aún más nuestra propia investigación de que tener un estilo de vida saludable reduce el riesgo de cáncer y otras enfermedades”.

*Se considera consumo moderado de alcohol a la consumición de 5gr a 15gr por día para las mujeres (una unidad de alcohol tiene 8 gramos de alcohol puro, por lo que 15gr es aproximadamente un vaso de vino de 175 ml ), y 5 a 30 gr por día de alcohol para los hombres (30gr es de aproximadamente 1,5 pintas de cerveza).

Fuente: Consenso Salud


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El sobrepeso y la obesidad se definen como una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud. Un Índice de Masa Corporal (IMC) elevado es factor de riesgo para contraer enfermedades no transmisibles como Diabetes Tipo II, enfermedades cardíacas, ACV y algunos tipos de cáncer (de endometrio, mama, ovarios, próstata, hígado, vesícula biliar, riñones y colon).

La causa fundamental del sobrepeso y la obesidad es un desequilibrio energético entre las calorías que se consumen y las que se gastan. A nivel mundial, se ha dado un aumento en la ingesta de alimentos procesados con alto contenido calórico y ricos en grasas y azúcares;  sumado a un descenso de la actividad física debido, entre otros factores, a la urbanización y el aumento de formas de trabajo sedentarias.

A continuación, compartimos 8 datos publicados por la Organización Mundial de la Salud que permiten tomar dimensión de la situación mundial actual respecto de la Obesidad*:

 

  1. La obesidad se ha triplicado en todo el mundo desde 1975 a la fecha.
  2. Más de 1900 millones de adultos de 18 o más años tienen sobrepeso
  3. Entre aquellos adultos, más de 650 millones son obesos.
  4. El 39% de las personas adultas de 18 o más años tienen sobrepeso.
  5. El 13% de las personas adultas son obesas.
  6. La mayoría de la población mundial vive en países donde el sobrepeso y la obesidad se cobran más vidas de personas que la insuficiencia ponderal.
  7. 41 millones de niños menores de 5 años tienen sobrepeso o son obesos.
  8. Más de 340 millones de niños y adolescentes (de 5 a 19 años) tienen sobrepeso u obesidad.

La buena noticia es que el sobrepeso y la obesidad, así como las enfermedades no transmisibles vinculadas, pueden prevenirse en su mayoría. Es importante educar desde pequeños en la elección de alimentos saludables y la importancia de realizar actividad física periódicamente.

Limitar la ingesta de azúcares, aumentar el consumo de frutas y verduras, así como de legumbres, cereales integrales y frutos secos y realizar una actividad física periódica son iniciativas que ayudan a prevenir el sobrepeso, la obesidad y las enfermedades no transmisibles mencionadas anteriormente.

Fuente: Organización Mundial de la Salud
*Datos de 2016 publicados por la OMS


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Según un estudio realizado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), Argentina está ubicada entre los 20 países más sedentarios. Una estadística y escenario preocupantes, ya que entre otras consecuencias puede aumentar el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 y determinados tipos de cáncer.

¿A qué llamamos sedentarismo? A un estilo de vida con poca o nula actividad física. Además de afectar la salud,  el sedentarismo contribuye a padecer dolores musculares.

Las jornadas laborales extensas y el uso excesivo de dispositivos tecnológicos que evitan el esfuerzo físico -habituales en las grandes ciudades- contribuyen a llevar una vida sedentaria  y favorecen el endurecimiento de músculos y articulaciones, predisponiéndolos a sufrir pequeñas lesiones.

Para lograr equilibrio y bienestar hay que mantenerse en movimiento. Es muy común que las personas, frente a molestias musculares, tomen el primer impulso que es detenerse. La clave está en no detenerse, en seguir realizando algunaactividad más liviana, sin tanto impacto, pero permitiendo que el flujo sanguíneo siga circulando en la zona del dolor. De esta manera, llegarán más células reparadoras para subsanar la inflamación que pueda haber producido la vida sedentaria.

Pequeños cambios en la vida cotidiana pueden hacer la diferencia y ayudar a contrarrestar esta actitud.

Algunos tips son:

  • Si te vas a trasladar de un lugar a otro, hacelo eligiendo un medio de transporte no motorizado. Es decir: caminá, optá por la bicicleta, o alquilá un monopatín (nueva tendencia en Buenos Aires).
  • Realizá un masaje suave con una crema de uso tópico que genere confort en la zona de la piel, como las de Átomo Desinflamante, para aumentar la circulación. Esto también te va a ayudar a que el sistema nervioso no esté pendiente del dolor de una zona, si te duele, y pueda seguir trabajando en otra zona del cuerpo. Esto genera que siga aumentando el gasto calórico.
  • Si hay escaleras, elegilas por sobre el ascensor.
  • En tu jornada laboral, utilizá la hora de descanso para salir a caminar al menos unos pasos; harán la diferencia día a día.
  • Limpiar la casa, pintar o mover muebles, también son tácticas contra el sedentarismo.
  • Podés mirar una serie o película mientras utilizás una bicicleta fija.

Fuente: Consenso Salud

 


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La malnutrición por exceso de peso es el problema más frecuente dentro de la población infantil y adolescente que se atiende en el sistema público. El sobrepeso afecta al 37 por ciento de los chicos de 10 a 19 años y crece a medida que aumenta la edad. Estos datos figuran en un informe conjunto elaborado por la Dirección Nacional de Promoción de la Salud y Control de Enfermedades Crónicas No Transmisibles, la Dirección Nacional de Maternidad, Infancia y Adolescencia y el Programa Sumar, que implementa la Secretaría de Gobierno de Salud de la Nación.

“El problema más grave que estamos padeciendo, a nivel de pandemia, en la región y en nuestro país, es la obesidad y el sobrepeso en general y especialmente en niños, niñas y adolescentes”, definió Mario Kaler, secretario de Promoción de la Salud, Prevención y Control de Riesgos de la Secretaría de Gobierno de Salud, durante la presentación del informe.

Para el especialista en Salud de UNICEF Argentina, Fernando Zingman, “la obesidad afecta de manera significativa a niños, niñas y adolescentes que ya se encuentran en situación de vulnerabilidad socioeconómica y que cuentan sólo con el sistema público de salud”.

Del análisis de los datos se observa que el sobrepeso en los distintos grupos de edad se mantuvo relativamente estable, por arriba del 18%, y se incrementó levemente en el tramo adolescente, en donde llegó a 21,9%. La obesidad, en cambio, tuvo un crecimiento sostenido a lo largo de los distintos rangos etarios, siendo del 6,8% en menores de 2 años y llegando al 18,1% en el grupo de 6 a 9 años, para luego disminuir levemente entre los adolescentes a un 15,1%.

Por el contrario, el informe destaca que el adelgazamiento (emaciación) y el bajo peso fueron fenómenos de entre 3 y 4 veces menor prevalencia que la malnutrición por exceso de peso (sobrepeso y obesidad) a lo largo de los distintos años y entre los diferentes grupos de edad, en tanto que los problemas de déficit nutricional manifestaron una tendencia a la baja y los relacionados con sobrepeso y obesidad aumentaron año a año. Si bien la problemática del déficit de peso o talla sigue siendo un problema de salud pública, el exceso es la más prevalente y se encuentra en permanente crecimiento.

Así, mientras que el exceso de peso (sobrepeso y obesidad) afectó en 2016 al 31,1% de los niños, niñas y adolescentes y la obesidad fue del 13%, el déficit englobado en emaciación, bajo peso y baja talla se mantuvo estable en período considerado, con una leve tendencia a la baja hasta llegar al 8,1%. Asimismo, se observa un crecimiento del exceso de peso de cinco puntos porcentuales desde 2014 a 2016. De esta forma, la malnutrición por exceso de peso, concluye el informe, es el problema más frecuente dentro de la población infantil y adolescente reportado por las trazadoras del Programa SUMAR.

Resulta relevante destacar que dicho informe no es un estudio representativo de la situación nutricional de todos los niños, niñas y adolescentes entre 0 y 19 años de cada una de las jurisdicciones bajo análisis, sino que aporta información sobre la población de 0 a 19 años que se atiende en el subsector público, beneficiarios del programa SUMAR y que cumplen con ciertos criterios de elegibilidad, denominados trazadoras.

Fuente: Secretaría de Salud de la Nación

 


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Un nuevo trabajo del Centro de Estudios de Estado y Sociedad (CEDES) muestra que reducir un 10% del consumo de bebidas azucaradas evitaría cada año unas 2.639 muertes por causa cardiovascular; unos 13.385 casos de diabetes; y cerca de 4.000 eventos cardíacos y cerebrovasculares en la Argentina. Este estudio fue realizado en línea con las recomendaciones de la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS).

El estudio, titulado “BASTA, Bebidas azucaradas, salud y tarifas en Argentina”,  también indica que ante un aumento del 10% en el precio de estos productos, su demanda caería un 11,2 por ciento.

La investigación, dirigida por el Dr Raúl Mejía, explora los aspectos comerciales, legales, impositivos y sanitarios del mercado de las bebidas azucaradas y busca aportar evidencia para llevar adelante políticas públicas que ayuden a prevenir y controlar la epidemia de obesidad y otras enfermedades no transmisibles, como las afecciones cardiovasculares y la diabetes, que impactan de forma creciente en la población argentina. El estudio, que contó con financiación del International Development Research Centre (IDRC) de Canadá, señala además que las gaseosas tienen una participación del 59% en la estructura del consumo de bebidas no alcohólicas en Argentina.

El trabajo incluye estimaciones estadísticas que muestran que -en el escenario más conservador- la reducción de un 10% del consumo de bebidas azucaradas en la población evitaría cada año unas 2.639 muertes por causa cardiovascular; unos 13.385 casos de diabetes; y cerca de 4.000 eventos cardíacos y cerebrovasculares, los cuales generan muchas veces discapacidades.

Con el objetivo de disminuir el sobrepeso y la obesidad, la OPS también llama a los países a incorporar el etiquetado frontal en los envases para mejorar la información y los derechos de los consumidores, restringir la publicidad sobre productos alimentarios dirigidos a niños y proteger los entornos escolares de la alimentación inadecuada.

Argentina tiene la segunda tasa más alta de sobrepeso en menores de 5 años de América Latina y el Caribe con un 9,9%, según el Panorama de Seguridad Alimentaria y Nutricional elaborado recientemente por OPS/OMS y la FAO.

El consumo de alimentos ultraprocesados -con cantidades elevadas de sodio, azúcares, grasas, añadidos en la fabricación, como pueden ser snacks y bebidas azucaradas-, es un importante contribuyente a la epidemia de obesidad y al aumento del sobrepeso que afecta a América Latina.

Fuente: Consenso Salud


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Cada 14 de noviembre se conmemora el Día Mundial de la Diabetes. La Federación Internacional de Diabetes (FID) anunció que el eje de este año será “Las mujeres y la Diabetes”, bajo el lema “Nuestro derecho a un futuro saludable”.

La Diabetes es una enfermedad crónica que se desencadena cuando el páncreas no produce suficiente insulina (una hormona que regula el nivel de azúcar en la sangre), o cuando el organismo no puede utilizar con eficacia la insulina que produce. Es la principal causa de amputación de miembros y también puede causar ceguera, insuficiencia renal, infarto de miocardio, y accidente cerebrovascular. “La Diabetes mellitus es uno de los principales problemas de salud mundial, entre otras razones, por su elevada prevalencia, su elevado coste económico y el número de muertes prematuras que provoca”, explica el Dr. Agustín Apesteguía, Gerente de Gestión Médica de Acudir.

Según la FID, hay más de 199 millones de mujeres con Diabetes y para el año 2040 esa cifra aumentaría a 313 millones. La Diabetes es la novena causa principal de muerte entre mujeres en todo el mundo, con 2,1 millones de muertes cada año. “La situación en la mujer diabética es alarmante. Se calcula que las mujeres con Diabetes Mellitus tienen hasta cinco veces más probabilidad de desarrollar un evento cardiovascular, en comparación con las mujeres no diabéticas”, explica el Dr. Apesteguía.

La falta de acceso a una dieta y nutrición saludable, el sedentarismo, el consumo de tabaco y el alcohol en exceso exponen a las mujeres a los principales factores de riesgo de esta enfermedad.

Además, las mujeres con Diabetes tienen mayores dificultades para quedar embarazadas o pueden presentar embarazos complicados. La falta planificación familiar o de controles obstétricos adecuados podrían significar un riesgo más alto de mortalidad y morbilidad, tanto maternal como infantil.

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La Diabetes gestacional (DMG) es una hiperglucemia que se detecta por primera vez durante el embarazo. Aproximadamente, uno de cada siete nacimientos se ve afectado por DMG, una amenaza para la salud materna e infantil. Muchas futuras madres sufren las complicaciones relacionadas con el embarazo, como presión arterial elevada, bebés con un peso elevado al nacer y partos difíciles. Un alto porcentaje de mujeres con DMG corre el riesgo de desarrollar Diabetes tipo 2.

Adoptar estilos de vida saludable para mejorar la salud es clave: hasta el 70% de los casos de Diabetes tipo 2 podrían prevenirse con una buena alimentación, actividad física y controles médicos.


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De acuerdo con un informe publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el número de niños y adolescentes con obesidad se multiplicó por 10 en el mundo en los últimos 40 años. El estudio, dirigido por el Imperial College de Londres junto con la OMS, indica que, de mantenerse esta tendencia, en 2022 habrá más población infantil y adolescente con obesidad que con bajo peso. Para realizar este informe se analizaron el peso y la altura de cerca de 130 millones de individuos mayores de 5 años, una cifra que lo convierte en el estudio epidemiológico que ha incluido al mayor número de personas.

Las tasas mundiales de obesidad de la población infantil y adolescente aumentaron desde menos de un 1% en 1975 hasta casi un 6% en las nenas (50 millones) y cerca de un 8% en los varones (74 millones) en 2016. El número de chicos obesos de 5 a 19 años de edad se multiplicó por 10 a nivel mundial pasando de los 11 millones de 1975 a los 124 millones de 2016.

El Profesor Majid Ezzati, catedrático de la Facultad de Salud Pública del Imperial College de Londres y autor principal del estudio, advierte que “si la tendencia actual no varía, toda una generación de niños y adolescentes crecerá con la carga de la obesidad y tendrá un riesgo más elevado de sufrir enfermedades.”

“Generar hábitos alimenticios saludables es fundamental para prevenir, a mediano o largo plazo,  múltiples patologías, como dislipidemia, hipertensión, diabetes y/o enfermedades cardio y cerebro vasculares, que conllevan un alta carga de morbi-mortalidad”, explica el Dr. Agustín Apesteguía, Gerente Médico de Acudir.

Algunos consejos para los adultos responsables:

  • Es necesario reducir el consumo de alimentos con alto contenido calórico y bajo valor nutricional incorporando más frutas, verduras y carnes magras a la dieta de los chicos.
  • Tratar de que usen menos las pantallas (tablets, playstation, celulares) que incentivan a una vida sedentaria
  • Fomentar la actividad física por medio del deporte y la recreación activa.

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