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Cuando un bebé o un niño se enferma o tiene un accidente es importante que los adultos traten de mantener la calma para contenerlos y brindarles la atención necesaria.

Los adultos cuentan con varios recursos para ayudar a los menores, pero siempre –ante cualquier duda- es necesario llamar al Servicio de Emergencias Médicas y seguir las indicaciones que brindan los operadores, quienes prestarán ayuda para brindar los primeros auxilios hasta la llegada de la ambulancia.

RCP en bebés y niños

Si el bebé o niño no responde o está desvanecido, deberá presionar el pie o los hombros para estimularlo o despertarlo y corroborar la respiración durante no más de 10 segundos. Si no recibe ninguna respuesta o comprueba que no respira o no tiene pulso, necesitará realizarle compresiones torácicas (RCP) lo antes posible. Siga los siguientes pasos:

1 – Pídale a alguien que llame al Servicio de Emergencias Médicas (en Buenos Aires es el número 107). Si está solo, llame y ponga el teléfono en altavoz para escuchar las indicaciones del operador.

2 – Inicie las compresiones torácicas justo en el medio del pecho, en la línea de los pezones (a la altura del esternón). Si es un bebé de menos de un año, realizará compresiones con los dedos índice y mayor, ubicados en posición vertical, a una profundidad de 4 centímetros. Si el niño es mayor a un año se realizan compresiones de 5 centímetros de profundidad con el talón de una mano. Deben realizarse de 100 a 120 compresiones por minuto.

3 – Si el bebé o niño no recupera la respiración o el pulso, no tose ni se mueve, tendrá que continuar realizando las compresiones hasta la llegada de la ambulancia.

Ahogamiento

Los ahogamientos son la tercera causa de muerte por lesiones no intencionales en el mundo y los niños de entre 2 a 5 años son quienes más riesgos corren. Cuando un niño es rescatado del agua en estado inconsciente y no responde, es necesario llamar a una ambulancia e iniciar las maniobras de RCP con el soporte de los operadores de cabina, tal como se ha explicado más arriba.

Para evitar situaciones de ahogamiento es fundamental que los adultos estén alerta, incluso a la hora del baño (2 centímetros de agua son suficientes para que un niño se ahogue). No dejar al niño solo o sin supervisión, especialmente en lugares donde hay piscinas que no cuentan con cerco de protección.

Atragantamiento

Los niños, generalmente, se atragantan mientras comen o juegan. Es en esos momentos cuando los adultos deben prestar mayor atención, cuidar que consuman bocados pequeños de alimentos blandos y que no se lleven objetos o juguetes pequeños a la boca, especialmente si están corriendo, que es cuando hay más chances de accidentarse.

Si de todas formas el niño se atraganta, pídale que tosa. Si puede toser, no debe hacer nada más que animarlo a que siga tosiendo. Si el bebé o niño no puede toser, llame al Servicio de Emergencias Médicas e inicie las maniobras de desobstrucción de la vía aérea:

1) En menores de un año: Sostenga al bebé boca abajo sobre su antebrazo, con la cabeza más abajo que el resto del cuerpo. La mano de ese mismo brazo debe estar sobre la barbilla y con los dedos índice y mayor deberá mantener la boca del bebé abierta.

2) Con la mano libre, dé 5 golpes fuertes en la espalda, justo entre los omóplatos. Si no expulsa el cuerpo extraño, puede darlo vuelta y chequear que esté visible. Solo retire el cuerpo extraño si está visible y de fácil acceso, de lo contrario podría empeorar la situación. Si no hay cambios, realice 5 compresiones torácicas con los dedos de la mano en el centro del pecho, un poco más abajo de una línea imaginaria trazada entre los dos pezones.

3) Repita el ciclo de 5 palmadas boca abajo y 5 compresiones boca arriba hasta que expulse el objeto, pierda el conocimiento a llegue la ambulancia.

4) Si el bebé pierde el conocimiento, realice compresiones torácicas solamente hasta la llegada de la ambulancia.

Si quien se atraganta es un niño mayor a un año y no puede toser, debe realizar una maniobra abdominal llamada maniobra de Heimlich:

1) Arrodíllese o párese detrás del niño y rodéelo con los brazos.

2) Forme un puño con una mano y coloque el pulgar levemente por encima del ombligo.

3) Sostenga el puño con la otra mano y realice compresiones rápidas hacia arriba y hacia adentro del estómago, como dibujando una letra J.

4) Continúe con estas compresiones hasta que el niño expulse el objeto, llegue la ambulancia o pierda el conocimiento. Si pierde el conocimiento deberá iniciar las maniobras de RCP.

Intoxicación por monóxido de carbono

En invierno son habituales las intoxicaciones por monóxido de carbono, algo totalmente evitable si se tomaran las medidas precautorias, como permitir la entrada de aire en los ambientes y ontrolar las instalaciones de gas.
Los primeros síntomas de intoxicación por inhalación de monóxido de carbono son náuseas y vómitos, mareos, fatiga y sensación de embotamiento. Cuando el cuadro empeora, las personas intoxicadas pueden mostrar confusión o convulsionar. Lo principal es abrir ventanas e intentar que la persona respire aire puro hasta la llegada de la ambulancia.

Intoxicación por medicamentos o productos químicos

Las intoxicaciones por tocar, oler o consumir medicamentos o productos químicos requieren atención inmediata. En estos casos, además de comunicarse con el Servicio de Emergencias Médicas, es recomendable llamar también al Centro Nacional de Intoxicaciones del Hospital Posadas (Tel: 0800-333-0160) para recibir la indicaciones correctas de acuerdo con cada situación particular.

¿Qué se puede hacer mientras tanto? Si el niño tocó un producto tóxico, lavar la zona con abundante agua durante 15 a 20 minutos.

Si el producto salpicó el ojo, retirar los restos con un paño suave y lavar durante 20 minutos con abundante agua. Si inhaló un producto tóxico, es necesario trasladar al niño a un lugar abierto y bien ventilado.

Como medida de prevención es fundamental no dejar medicamentos, productos de limpieza o venenos al alcance de los menores.

Dificultad respiratoria y convulsiones

Hay situaciones comunes que requieren asistencia médica inmediata (es decir, llamar a una ambulancia). Por ejemplo, un bebé necesita atención cuando respira rápido y con silbidos o ronquidos; cuando se le hunde el pecho al respirar; cuando presenta decaimiento y rechaza la comida; si tiene más de 38° de temperatura; si la piel o labios se ven azules, morados o grises.

Si un niño actúa raro, tiene dificultad para hablar o respirar o está más retraído y menos alerta, es necesario que un profesional de la salud lo vea con urgencia. Mientras tanto, se lo puede incorporar para que mejore la respiración. También debe aspirar las secreciones nasales con un sacamocos para liberar la vía aérea.

Convulsiones

En caso de que presente convulsiones: ponga al niño de costado para evitar que aspire el vómito o secreciones y conténgalo para que no se golpee.

Traumatismos

Las caídas y golpes son frecuentes en los niños. Algunas son de mayor gravedad que otras, por eso es necesario tomar algunas precauciones: vigilar y sostener siempre a los bebés cuando estén en la cama o cambiador (se puede colocar piso de goma eva alrededor de la cuna para amortiguar las caídas); controlar las escaleras y tratar de que no suban o bajen solos.

Si un chico se cae y presenta dolor fuerte en algún miembro, no es recomendable moverlo del lugar hasta que llegue la ayuda médica. Si después de un golpe en la cabeza, su lucidez disminuye, se muestra confundido, tiene vómitos o dificultad para caminar, deberá ser revisado por un médico inmediatamente.

Llamado al Sistema de Emergencias Médicas

Cuando se llama a un servicio de emergencias médicas es importante mantener la calma, responder con claridad las preguntas del operador y seguir sus instrucciones. Para facilitar la llegada de la ambulancia y que el bebé o niño reciba la atención adecuada, deberá suministrar la siguiente información:

  • Nombre completo del paciente y del adulto que realiza la llamada
  • Describir lo más claramente posible los síntomas y signos que presenta el paciente y su evolución.
  • Indicar la dirección, incluyendo las entre calles y barrio o ciudad.
  • Suministrar un teléfono alternativo por si se corta la llamada

 

Asesoró: Dra. Deborah Berenstein, Coordinadora Médica de Pediatría de Acudir Emergencias Médicas.
Fuentes:
– Ministerio de Salud y Desarrollo Social
– Sociedad Argentina de Pediatría


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Las dificultades respiratorias son el principal motivo de consulta en urgencias pediátricas. Concientes de ello y de la importancia de contar con un equipo de profesionales altamente capacitados para atender todo tipo de casos, el Centro de Capacitación y Entrenamiento Acudir fue sede de un nuevo curso de Emergencias Pediátricas, dictado por profesionales de amplia experiencia en el ámbito de la Emergentología Pediátrica.

Los instructores fueron la Da. Valeria Aprea, médica del servicio de Terapia Intensiva del Hospital de Niños Pedro de Elizalde (ex Casa Cuna) y docente de la especialización en Emergentología Pediátrica que se dicta allí mismo, y el Dr. Raúl Gómez Traverso, coordinador del Comité de Emergencias en el Hospital Pedro de Elizalde y Director de la carrera de Emergentología Pediátrica.

En el curso, del que participaron tanto profesionales de Acudir como médicos externos, se analizaron diferentes casos de bebés y niños con patologías respiratorias pediátricas, desde asma hasta ahogamiento por obstrucción. Con mucho dinamismo y activa participación de los asistentes, los docentes explicaron cuáles son los protocolos a seguir para atender a un paciente que atraviesa una crisis de este tipo.

Participaron: Charles Ricardo Lino Consuegra, Miguel Angel Ozuna, Byron Lautaro Villacis, Guillermo García Salazar, Carlos Bruno, Cristhian Rodríguez de la Quintana, Oscar Farelo, Daniela Pierola Guardia, Angela Mamani Caisina, Debora Vizcaino, Santiago Vargas, Leonela  Ramírez Almanza, Oscar Sánchez, Liliana Cupary Jurado, Nataly Giler Casanova, Gina María Cabrera Toala, todos miembros de la empresa, y la Dra Durben Loaiza Rojas, médica que eligió nuestro Centro para capacitarse.


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La cuenta regresiva para el inicio del ciclo lectivo ya está en marcha. Junto con marzo llegan los horarios, las rutinas, las actividades programadas y demás responsabilidades que pueden, al principio, alterar la vida familiar. Pero es también un buen momento para que los chicos adopten hábitos saludables, que los ayudarán a crecer sanos, prevenir enfermedades y lograr un mejor rendimiento escolar, entre otros beneficios.

Compartimos algunas recomendaciones para padres y madres:

Buen descanso: Es muy importante que los chicos duerman al menos 8 horas. La falta de sueño incide en su energía, ánimo y rendimiento escolar.

Desayunar siempre: No solo mejora su atención y rendimiento, sino que también ayuda a mantener un peso saludable. Evitar las galletitas dulces y golosinas. Optar por tostadas integrales, lácteos, cereales sin azúcar agregada y frutas.

Dieta variada y equilibrada: Lo ideal es que su alimentación sea variada y que todos los días incorporen frutas y verduras.  Al estar en etapa de desarrollo y crecimiento, los niños necesitan consumir alimentos que les aporten todos los nutrientes necesarios.

Hidratación: Recordarles que tomen agua con frecuencia no está de más. En lo posible, evitar que consuman gaseosas y jugos azucarados.

Práctica deportiva: Si bien los chicos suelen ser inquietos a hiperactivos, los pediatras recomiendan que en su agenda extra escolar se incluya al menos un día de actividad física para prevenir la obesidad y mejorar el estado anímico. “Antes de comenzar cualquier tipo de actividad física, ya sea en el colegio o fuera del mismo, es necesario realizar un control para tener el apto físico. Es importante que se realicen un estudio cardiológico y análisis de rutina, acorde a la exigencia física, edad y sexo del chico”, aclara la Dra. Deborah Berenstein, Coordinadora de Pediatría de Acudir Emergencias. De la misma forma, sugieren que pasen la mayor cantidad de tiempo al aire libre y que se limite el tiempo frente a pantallas como TV, tablets o celulares.

Buena higiene: Incentivarlos para que incorporen el hábito de lavarse las manos con frecuencia y, de esta forma, evitar la propagación de enfermedades.

Controlar que no haya piojos: Revisar la cabeza de los chicos y pasar el peine fino periódicamente. Ser constantes con estas prácticas es fundamental. En caso de contagio, consultar el tratamiento adecuado con el pediatra o farmacéutico.

Evitar mochilas pesadas: Las mochilas no deberían superar el 10 o 15% del peso de los chicos.  Una opción para cuidar la espalda es el uso de mochilas con rueditas.

CALENDARIO DE VACUNACIÓN

Tener en cuenta que los chicos que inician la primara (5-6 años) deben aplicarse tres vacunas: el segundo refuerzo contra la poliomielitis (Sabin); la segunda dosis de la Triple Viral (sarampión, rubéola y paperas) y el segundo refuerzo de la Triple Bacteriana Acelular, que protegen contra la difteria, la coqueluche y el tétanos. La Dra. Berenstein agrega que “junto con este calendario de vacunación, los chicos que ingresan al colegio deben hacer un control ocular y auditivo”.

A los 11 años se aplica una única dosis de la vacuna contra el meningococo y el refuerzo de la Triple Bacteriana Acelular. A esta edad, tanto nenas como varones deben recibir las dos dosis de la vacuna contra el VPH o Virus del Papiloma Humano, que previene el cáncer de cuello uterino.


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Con la participación de Médicos y Paramédicos de Acudir, se realizó el primer curso de Emergencias Pediátricas en el Centro de Capacitación y Entrenamiento Acudir (CCEA).

El curso fue brindado por los Dres. Valeria Aprea y Raúl Gómez Traverso, dos profesionales con amplia experiencia en el campo de la Emergentología.  La Dra. Aprea trabaja en Terapia Intensiva del Hospital de Niños Pedro de Elizalde y es docente de la especialización en

Emergentología Pediátrica, que se dicta en el mismo nosocomio. Por su parte, el Dr. Gómez Traverso coordina el Comité de Emergencias en el Hospital Pedro de Elizalde y dirige la carrera de Emergentología Pediátrica.

En este primer curso, los Dres. Aprea y Gómez Traverso hicieron foco en los patologías respiratorias pediátricas a las que los profesionales de Acudir se enfrentan habitualmente. Apoyados con videos de casos reales, un idea y vuelta constante de preguntas y respuestas y la guía de los experimentados docentes, los asistentes aprendieron cuáles son los pasos fundamentales a seguir para actuar con celeridad antes una emergencias pediátrica en un niño con problemas en su aparato respiratorio.

El curso de Emergencias Pediátricas está destinado a profesionales de la Salud que necesiten entrenamiento en primera atención del paciente pediátrico en el ámbito pre-hospitalario.


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