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1 agosto, 2018

La tuberculosis es una enfermedad producida por el bacilo de Koch, que se contagia comúnmente por la vía respiratoria cuando una persona enferma tose o estornuda y otra persona inhala el bacilo. La tos y los estornudos, el contacto íntimo y prolongado, el hacinamiento y la falta de ventilación e higiene de la vivienda aumentan los riesgos de contagio.

Los síntomas habituales son: tos persistente (puede ser con sangre), dolor en el tórax, debilidad o cansancio, falta de apetito, pérdida de peso, fiebre, escalofrío, sudoración nocturna. Muchas de las personas infectadas no presentan síntomas, lo que facilita la propagación de la enfermedad. En la mayoría de los casos, después de un período de incubación de 4 a 12 semanas, la infección cursa en forma asintomática o con síntomas inespecíficos, como fiebre, malestar general y tos, que ceden sin tratamiento puntual. Posteriormente permanece en forma latente y el riesgo de que se reactive en algún momento de la vida es de un 10% a un 20%.

Si bien en los adultos es más frecuente y se asocia, generalmente, a reactivación de la infección con compromiso pulmonar, los niños tienen mayor riesgo de desarrollar infecciones graves y diseminadas. Ser menor de 5 años, estar malnutrido, convivir con un adulto con tuberculosis activa o con alto riesgo de contraerla,  estar infectado con VIH u otra enfermedad que debilite el sistema inmunológico, son factores que se asocian con mayor riesgo de desarrollar enfermedad.

Los niños que viajan a un país donde la tuberculosis es endémica y tengan contacto prolongado con personas que viven allí; los niños que viven en refugios o con alguien que haya estado en la cárcel, también corren mayores riesgos de enfermarse. Lo más común es que los niños se infecten por un adulto infectado. No es habitual que un chico con tuberculosis contagie, ya que suelen tener muy pocas bacterias en su mucosidad y su tos es relativamente ineficaz.

¿Qué pasa en Argentina?

En los últimos años aumentó el número de casos de tuberculosis en nuestro país y en el mundo. Solo en Argentina, dos años atrás se notificaron 11.560 casos nuevos y se incrementó la mortalidad, que fue 5% mayor que en el 2015. Actualmente, es la novena causa de muerte a nivel mundial y la primera por enfermedades infecciosas.

La BCG es la única vacuna disponible para el control de la Tuberculosis, por lo que vacunar a los recién nacidos es un derecho y una responsabilidad de toda la comunidad. La vacuna BCG es parte del Calendario Nacional de Vacunación y se aplica a los bebés recién nacidos antes de ser dados de alta, para protegerlos de las formas graves de tuberculosis, como meningitis.

A  pesar de muchos logros y avances, la tuberculosis continúa siendo un problema importante de la Salud pública en todo el mundo, especialmente en algunos lugares de a América Latina, debido a que es una infección asociada directamente a la situación socioeconómica, favorecida por las migraciones, con un incremento de poblaciones en situación marginal.

Es importante destacar que la tuberculosis tiene tratamiento; este  dependerá de la fase en que se diagnostique la enfermedad. ¿Cómo se diagnostica? El diagnóstico de la infección se hace con la prueba de la tuberculina, que consiste en inyectar una pequeña cantidad de tuberculina en la piel del antebrazo y medir el resultado a los 3 días.

Los niños que están en riesgo de contraer tuberculosis deben hacerse una prueba cutánea de tuberculina. Esta prueba se realiza en el consultorio del pediatra.

Asesoraron: Dras. Deborah Berenstein y Eliana Anteliz García

Fuentes:

  • Ministerio de Salud de la Nación
  • “Actualización en Inmunizaciones a distancia 2018”, Hospital de Niños Ricardo Guitérrez
  • Vacuna BCG, Dra. Miriam E. Bruno, Htal. Carlos G. Durand

Karina Pontoriero

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31 julio, 2018

Del 1 al 7 de agosto se celebra la Semana Mundial de la Lactancia Materna, que promueve la lactancia materna o natural y su importancia para mejorar la salud de los bebés.

De acuerdo con un informe publicado por UNICEF y la Organización Mundial de la Salud (OMS), los recién nacidos que toman leche materna en su primera hora de vida tienen muchas más posibilidades de sobrevivir y registran menos problemas de salud a lo largo de su vida.

La OMS recomienda la lactancia como alimentación exclusiva durante los 6 primeros meses de vida, dado que es el mejor modo de proporcionar al recién nacido los nutrientes que necesita. Después de los 6 meses, la recomendación es continuar con la lactancia materna hasta los 2 años, complementada con los alimentos indicados por el pediatra.

¿Cuáles son los beneficios que aporta la leche materna? La leche materna contiene más de 370 componentes específicos que inmunizan a los niños de diversas enfermedades y aporta todos los nutrientes que necesitan para un crecimiento y desarrollo saludables en los niveles psicológico, hormonal, nutricional e inmunológico. Todo esto protege al niño de  enfermedades como catarro, bronquiolitis, neumonía, otitis, infecciones de orina, entre otras. Además, reduce la predisposición a enfermedades respiratorias, previene alergias y favorece el correcto desarrollo de la mandíbula, los dientes y el habla.

En definitiva, la lactancia materna es una de las formas más eficaces de asegurar la salud y la supervivencia de los niños.  A todos estos beneficios, se suma que es un hábito que facilita el vínculo entre el bebé y su mamá, lo que le brinda seguridad, lo reconforta y favorece su autoestima.

Según la OMS, si prácticamente todos los niños fueran amamantados, cada año se salvarían unas 820 000 vidas infantiles.

5 verdades sobre la lactancia materna

  1. En los primeros 6 meses de vida, la lactancia materna o natural es fundamental para lograr un crecimiento, desarrollo y salud óptimos.
  2. Protege a los niños contra las enfermedades frecuentes de la infancia, como la diarrea o lo neumonía.
  3. También es beneficiosa para las madres: reduce los riesgos de cáncer de mama y de ovario, de diabetes tipo 2 y de depresión post parto.
  4. Aporta beneficios a largo plazo para los niños: los adolescentes y adultos que fueron amamantados son menos propensos a enfermarse de diabetes tipo 2 y a padecer sobrepeso u obesidad.
  5. Las leches artificiales no contienen los anticuerpos presentes en la leche materna

Fuente: OMS

Karina Pontoriero

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24 julio, 2018

Según muchos estudios psicológicos, la adolescencia es una de las etapas más estresantes en la vida de los individuos.  Esto se debe a que la transición de la infancia a la adultez puede ser bastante complicada. Sobre todo porque los jóvenes e mpiezan a vivir situaciones propias de una persona mayor, sin tener todavía los recursos necesarios para superarlas con éxito.

De acuerdo con el estudio de un grupo de científicos de la Universidad de Michigan Ann Arbor, una tercera parte de los adolescentes experimentan un estrés motivado por “las enormes expectativas de sus padres y la sociedad” y dos tercios experimentan síntomas de estrés al menos una vez a la semana. Es muy importante saber reconocer los síntomas de estrés en los hijos adolescentes a tiempo, para que no se convierta en un problema mayor.  Convivir y gestionar el estrés forma parte de la vida de cualquier adulto, pero un adolescente que todavía carece de la capacidad de vencer su estrés corre el riesgo de sufrir depresión, ansiedad u otro trastorno o de intentar paliarlo con métodos peligroso como las drogas o el alcohol.

 

Motivos de estrés en los adolescentes

Por muy seguros de sí mismos que aparenten ser, los adolescentes se mueven muchas veces en un mar de dudas e inseguridades. Las exigencias y fracasos académicos, los pensamientos negativos sobre ellos mismos, los cambios en su cuerpo, problemas con compañeros de colegio, problemas de pareja de sus padres, la muerte de un ser querido o de una mascota, una mudanza o cambio de escuela, la realización de demasiadas actividades, problemas económicos en la familia, pueden ser algunos de los factores desencadenantes del estrés.

Cómo reconocer el estrés adolescente

No debemos esperar a que nuestros hijos expresen que están estresados, porque probablemente ni ellos mismos sepan qué les pasa. Por este motivo, debemos estar atentos ante la presencia de algunos de los siguientes síntomas del estrés: agotamiento y cansancio crónico, sensación de malestar, excesiva autocrítica, sensación de persecución, cinismo, irritabilidad y negatividad, brotes de furia por motivos aparentemente triviales, enfado cuando les exigimos algo, insomnio o  dificultad respiratoria, entre otros.

Cómo ayudar a un adolescente estresado

Lo primero es ayudarle a reconocer que necesita ayuda, nada sencillo en el caso de los adolescentes que suelen pensar que son autosuficientes y saben más que los adultos. Es muy importante que comprendan que respetamos sus motivos de estrés y queremos ayudarlos a superarlo. Y que, además, tenemos la completa confianza en su capacidad de hacer justamente eso. Es importante hacerles ver que el estrés es un problema de mayores y que todos tenemos que aprender a resolver momentos de enorme estrés durante nuestras vidas. Reconocer el estrés es el primer paso para superarlo. Y aprender a superar el estrés supone una lección que les ayudará durante toda la vida.

Algunas ideas para empezar son:

  • Intentar ayudarles a identificar la causa de su estrés y hablar sobre cómo aliviar la situación: si se sienten abrumados por sus deberes, les ayudaremos a ordenar su trabajo y hacer un buen plan o buscar otro tipo de ayuda como, por ejemplo, clases particulares. Es importante ayudarles a fijar objetivos realistas para disminuir la presión y si tienen problemas en el colegio hacerles saber que los ayudaremos a buscar una solución.
  • Una forma de combatir el estrés es a través de la diversión: buscar alguna actividad familiar de ocio, como ir al cine o mirar un partido de futbol; es decir, cualquier cosa que les parezca entretenida y lo ayude a olvidar durante un instante sus problemas, resultará seguramente muy positivo y gratificante.
  • Aprender juntos maneras de combatir el estrés: existen muchísimos recursos en internet con consejos, ejercicios. SI es preciso se puede buscar la ayuda de un experto, pero no sin antes intentar recabar información y datos juntos.
  • El deporte es una magnífica manera de luchar contra el estrés: Tal vez podamos sugerirle que vaya a un gimnasio, que participe de algún deporte, o bien realizar alguna actividad deportiva familiar. La actividad física suele resultar muy positiva en estos casos.

Fuente: Revista Colegio

Karina Pontoriero

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5 julio, 2018

El dolor muscular, también conocido como mialgia, obedece a múltiples causas, pero se asocia principalmente a factores como estrés, malas posturas – en especial al estar sentado-, o sobreesfuerzos físicos al hacer ejercicio. Las contracturas generan dolor, que puede ser incapacitante o limitar la movilidad articular, provocar dolores de cabeza y espalda, y afectar las actividades diarias, el rendimiento e incluso nuestra respiración, entre muchas otras consecuencias.

Es importante recurrir al médico para descartar causas serias y determinar el origen del dolor o de las contracturas para así combatirlos y, más importante aún, corregir aquello que los provoca, con ayuda de la Kinesiología, que es el estudio científico del movimiento humano para tratar y prevenir enfermedades. Esta disciplina utiliza medios físicos – como las manipulaciones manuales o ejercicios correctivos – y diversos aparatos, como el láser, las ondas de choque o la electroanalgesia, para actuar en el alivio del dolor y la corrección de sus causas.

Un elemento a tener en cuenta es la prevención. En este aspecto, una situación causal frecuente es la postura que se adopta, especialmente durante las largas horas que suelen pasarse sentado, ya sea durante el estudio o en el trabajo. En general, si la posición no es la correcta porque suele estarse inclinado hacia adelante y encorvado o si el mobiliario es inadecuado o no está bien graduado, se producen contracturas musculares.

Algunos consejos prácticos para una postura correcta durante el estudio o trabajo incluyen:

  • Usar una silla (graduable y especialmente diseñada) y un escritorio apropiados. Si se trabaja con un monitor de computadora, ajustarlo para que quede a la altura de los ojos, con el teclado próximo; las manos descansando sobre el escritorio y codos cercanos al cuerpo (con flexión de 90 grados).
  • La silla debe tener una altura que permita que los pies toquen el suelo con las plantas totalmente apoyadas o en su defecto usar una plataforma. Para ajustarla, pararse al lado y comprobar que el asiento quede aproximadamente a la altura de la rodilla. Si hay apoyabrazos, deben estar a una altura que permita mantener los hombros relajados.
  • El ángulo que forman tronco y muslos debe ser de 90 grados o mayor (hasta 110 grados) y no se deben cruzar las piernas, para distribuir el peso de forma pareja. La parte de atrás de las rodillas deben estar a unos 5 centímetros del borde del asiento y los tobillos deben quedar por delante de las rodillas.
  • La columna debe quedar contra el respaldo teniendo especial cuidado que la curva lumbar esté bien apoyada. Esto permite la alineación de la cabeza, que debe estar erguida y no inclinada hacia adelante. En ese sentido, la posición de la columna vertebral es fundamental y no debe perder alineación en ningún momento, ya que si ocurre aparecen contracturas con dolores de espalda y fatiga.
  • Y, por último, es imprescindible una pausa activa cada dos o tres horas, que incluya levantarse, realizar ejercicios de respiración y de movilidad de brazos, piernas, cuello y cabeza, acompañando siempre de estiramientos suaves. Debe durar entre 10 y 15 minutos.

Fuente: Revista Colegio

Karina Pontoriero

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12 junio, 2018

Más de 300 millones de personas en el mundo  sufren o han sufrido depresión. La cifra proporcionada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) es alarmante. ¿Más datos? La depresión es la principal causa de discapacidad en el mundo y, en el peor de los casos, puede provocar el suicidio, que actualmente es la segunda causa de muerte entre jóvenes de 15 a 29 años. El costado alentador ante estas cifras preocupantes es que este trastorno mental frecuente se puede prevenir y tratar.

Pero, ¿qué es la depresión? La OMS la define como “una enfermedad que se caracteriza por una tristeza persistente y por la pérdida de interés en las actividades con las que normalmente se disfruta, así como por la incapacidad para llevar a cabo las actividades cotidianas, durante al menos dos semanas”. Además, las personas con depresión suelen presentar otros síntomas, como pérdida de energía, cambios en el apetito, necesidad de dormir más o menos de lo normal, ansiedad, disminución de la concentración, indecisión, inquietud, sentimiento de inutilidad, culpabilidad o desesperanza y pensamientos de autolesión o suicidio. Afecta a personas de todas las edades y estratos sociales, pero suele ser más frecuente en mujeres que en hombres. En muchísimos casos, la imposibilidad de relacionarse y/o llevar adelante tareas cotidianas tiene graves consecuencias en los vínculos sociales, lo que perjudica familias, amistades y trabajo.

La depresión es el resultado de interacciones complejas entre factores sociales, psicológicos y biológicos. Las personas que han vivido situaciones extremas o que estén atravesando un duelo, por ejemplo, tienen más probabilidades de sufrir depresión. También existe relación entre la depresión y la salud física: las enfermedades cardiovasculares pueden producir depresión y viceversa.

Uno de los grandes problemas que enfrentan las personas con depresión es la estigmatización de los trastornos mentales. Si bien existen tratamientos eficaces, se calcula que más de la mitad de los enfermos no los recibe, ya sea por falta de recursos o por diagnósticos erróneos. “Una mejor comprensión de qué es la depresión y de cómo puede prevenirse y tratarse contribuirá a reducir la estigmatización asociada a la enfermedad y conllevará un aumento del número de personas que piden ayuda”, declara la OMS en un informe sobre este tema. El tratamiento suele consistir en terapia de conversación, medicación antidepresiva o una combinación de ambos métodos.

Consejos de la OMS

¿Qué puede hacer si cree que está deprimido?

  • Hable de sus sentimientos con alguien de su confianza. La mayoría de las personas se sienten mejor tras hablar con alguien que se preocupa por ellas.
  • Solicite ayuda profesional. Hablar con un profesional o con su médico de cabecera es un buen punto de partida.
  • Recuerde que puede sentirse mejor si recibe la ayuda adecuada.
  • Siga realizando las actividades que le gustaban cuando se encontraba bien.
  • No se aísle. Mantenga el contacto con familiares y amigos.
  • Haga ejercicio regularmente, aunque se trate de un pequeño paseo.
  • Mantenga hábitos regulares de alimentación y sueño.
  • Acepte que puede tener depresión y ajuste sus expectativas. Tal vez no pueda llevar a cabo todo lo que solía hacer.
  • Evite o limite la ingesta de alcohol y absténgase de consumir drogas, ya que estos productos pueden empeorar la depresión.
  • Si tiene pensamientos suicidas, pida ayuda a alguien inmediatamente.

¿Qué hacer si cree que alguien cercano está atravesando una depresión?

  • Encuentre un momento adecuado y un lugar tranquilo para hablar con la persona por la que está preocupado. Dígale que está allí para escucharla.
  • Anímela a pedir ayuda a un profesional, como un médico, un profesional de salud mental, un asesor o un trabajador social. Ofrézcase a acompañarla a las citas médicas.
  • Si cree que la persona corre un peligro inmediato, no la deje sola. Pida ayuda profesional, a un teléfono de asistencia para personas en crisis o hable con los familiares.
  • Si la persona por la que está preocupado vive con usted, asegúrese de que no tenga acceso a medios para autolesionarse (como pesticidas, armas de fuego o medicación) en el hogar.
  • Mantenga el contacto con dicha persona para comprobar que está bien.

Recuerde: si conoce a alguna persona que podría estar pensando en suicidarse, hable con ella al respecto. Escúchela con actitud abierta y ofrézcale su apoyo.

Fuente: Organización Mundial de la Salud

gabriel

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6 junio, 2018

En Argentina, cada año mueren alrededor de 200 personas por inhalar monóxido de carbono, un gas altamente tóxico que se genera por la combustión inadecuada de materiales como leña, carbón, querosene, nafta o alcohol, entre otros.

Se lo llama “el asesino invisible”, porque es un gas inoloro e incoloro, de ahí que extremar las medidas de precaución es fundamental.

Entonces, ¿cómo prevenir?

  • Controle las instalaciones de estufas, calefones, termotanques, calentadores, salamandras, etc., al menos una vez al año.
  • Revise periódicamente las salidas al exterior de los artefactos a gas para asegurarse de su buen estado
  • Si sospecha que algún artefacto está perdiendo gas, contacte a un gasista matriculado para que inspeccione la conexión.
  • Chequee siempre que la llama de las hornallas y estufas sea azul. Si llegara a ser de un tono amarillo o naranja, algo no está funcionando correctamente.
  • Preste atención a posibles manchas negras en la pared o el techo, en el recorrido de los caños de gas. Estas manchas podrían indicar que hay fallas en el conducto.
  • Ventile la casa una vez al día, aun en días de bajas temperaturas.
  • Siempre deje una ventana o puerta abierta (al menos 5 cms) para que circule el aire.
  • No use el horno o la cocina para calefaccionar la casa.
  • No encienda motores a combustión en cuartos cerrados, en sótanos o garajes.
  • No tire plásticos, gomas o metales al fuego porque desprenden gases contaminantes.

Síntomas de intoxicación

Muchas veces, la persona intoxicada no percibe los síntomas o los asocia con otra problemática, por eso se insiste en mantener una buena ventilación en los ambientes. Si bien los síntomas difieren de una persona a otra, los más comunes son: dolor de cabeza, náuseas o vómitos, mareos, cansancio o somnolencia, pérdida de conocimiento, alteraciones visuales y/o convulsiones

Ante los primeros síntomas o la sospecha de intoxicación, es clave abrir puertas y ventanas o salir a tomar aire a la calle, un patio, una terraza. Si la persona inhaló monóxido de carbono en grandes cantidades, llame a un servicio de emergencias para que el médico evalúe su condición e indique el tratamiento adecuado.

Todas las intoxicaciones por monóxido de carbono son evitables, depende de cada uno.

gabriel

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3 mayo, 2018

Entre los meses de mayo y julio recrudecen los cuadros respiratorios. Las bajas temperaturas que se esperan en esta época traen consigo gripes, catarros, bronquitis, bronquiolitis o neumonías, entre otras enfermedades propias del aparato respiratorio. Algunas de estas enfermedades, como la gripe, son contagiosas y causan un alto índice de ausentismo laboral y escolar en el invierno. “Primero se enferman los más chicos y luego, los adultos”, revela el Dr. Agustín Apesteguía, Gerente Médico de Acudir Emergencias Médicas, y agrega que “durante estos meses, la demanda de nuestros servicios, relacionados a estas patologías, crece un 30% en comparación con el resto del año”.

Como consecuencia del frío, además de la demanda hospitalaria, también se incrementa la prehospitalaria. Con pleno conocimiento de una situación que se repite año tras año, Acudir reforzó y coordinó todos sus recursos para satisfacer el flujo de demanda habitual en este período. Principalmente, se reforzaron los recursos humanos con la incorporación de profesionales médicos, paramédicos y personal para la recepción y despacho de llamados. También fortalecieron sus recursos físicos incrementando en un 25% el número de unidades móviles disponibles en las distintas complejidades y aumentaron el stock de insumos para el tratamiento de enfermedades respiratorias.

A fines de marzo iniciamos una campaña de vacunación antigripal que involucró a todo el personal de Acudir; de esta forma buscamos prevenir y evitar la propagación del virus de la gripe”, explica Apesteguía. Este año, la vacuna antigripal incluyó tres cepas: Influenza A H3N2, Influenza B y la cepa A H1N1. Trabajar en la prevención es responsabilidad de todos, por eso es primordial adoptar algunas prácticas que son clave, como lavarse las manos frecuentemente con agua y jabón, ventilar los ambientes o taparse la boca y la nariz con la cara interna del codo o con pañuelo descartable al toser o estornudar.

Si bien la gripe se cura, habitualmente, en pocos días, el Dr. Apesteguía aconseja evaluar su evolución y consultar a un médico si los síntomas persisten por más de 48 horas. “Los síntomas más frecuentes de la gripe son: fiebre mayor a 38°, tos con expectoración y disnea o falta de aire. En pacientes con comorbilidad, como pueden ser la hipertensión arterial, la diabetes, la EPOC o el asma, se debe consultar inmediatamente al médico. Por el contrario, en casos de pacientes sanos es fundamental no automedicarse ante los primeros síntomas, hacer reposo  y controlar cómo se desarrolla la enfermedad”, manifiesta.

Recientemente, Acudir amplió su estructura operativa en Zona Sur, con la apertura de Bases Operativas en Lomas de Zamora, Quilmes, Lanús y Avellaneda. Además, obtuvo la recertificación de la Norma ISO 9001 para la prestación de servicios de Urgencias, Emergencias Médicas y Traslados en ambulancias, así como de consultas de Urgencias para afiliados directos de obras sociales y prepagas.  Este esfuerzo de mejora continua, sumado al incremento de sus recursos humanos y físicos, dan cuenta del compromiso de la empresa de seguir cumpliendo con los  tiempos de arribo y calidad en el servicio, sin desmedro de la calidez en su atención.

gabriel

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25 abril, 2018

Se estima que 7 de cada 10 paros cardíacos ocurren fuera del hospital. Usualmente se producen en el domicilio del paciente, quien en, aproximadamente, la mitad de los casos se encuentra solo.

El paro cardíaco ocurre cuando el corazón se detiene de manera inesperada. Se interrumpe la circulación y esto afecta primero el cerebro, que deja de recibir oxígeno.

Es necesario adoptar hábitos saludables y realizar controles médicos periódicos para disminuir los riesgos, pero también es fundamental estar preparados para socorrer a una persona que sufre un paro. Las maniobras de RCP logran que la sangre vuelva a fluir desde el corazón hacia el cerebro. Cuanto antes se realicen, más posibilidades tendrá el paciente de salvarse. Se calcula que las chances de supervivencia disminuyen un 10% por cada minuto que pase sin reanimación; por eso, estar capacitados es clave.

Las tres claves que aumentan significativamente las tasas de supervivencia son:

  • La detección precoz del paciente en paro
  • El conocimiento de las maniobras de RCP por parte de la población
  • La disposición y posibilidad de usar un desfibrilador externo automático (DEA) en forma temprana.

La RCP es un procedimiento simple que consiste en realizar compresiones torácicas para mantener el flujo sanguíneo hasta el arribo de una ambulancia.

PASOS DE LA RCP

1 – Evaluar que la escena sea segura y permita actuar sin poner en peligro su vida.

2 –Realizar presión en ambos hombros y preguntar con voz fuerte “¿Se encuentra bien?”

3 – Llamar (si se encuentra solo) o pedir a alguien concreto que llame a una ambulancia. Explique que se trata de una persona que no responde, por lo que deben llevar un DEA.

4 – Comenzar las maniobras de reanimación: Colocar una mano sobre la otra, entrelazadas y el talón de la mano de abajo en el centro del pecho,  en la mitad inferior del esternón. Comprimir el pecho de la víctima entre 5 y 6 cm. de profundidad.  Esta maniobra debe realizarse a una frecuencia de  100 a 120 compresiones por minuto, realizando secuencias de 30 compresiones y dos ventilaciones.

Saber realizar RCP salva vidas.

El Centro de Capacitación y Entrenamiento Acudir es un Centro de Entrenamiento certificado por la American Heart Association. Contamos con instructores certificados que dictan cursos de HEARTSAVER (RCP, DEA -Desfibrilador Externo Automático- y Primeros Auxilios), destinado a personas con poco o ningún entrenamiento en temas médicos, que necesiten o deseen aprender RCP, saber utilizar correctamente el DEA y practicar Primeros Auxilios, contemplados dentro de las normativas vigentes. Ofrecemos estos cursos a individuos, personal de empresas, gimnasios, restaurantes, entre otros.

Si está interesado en conocer más sobre nuestra oferta de cursos, ingrese a este linkhttps://goo.gl/aH93aw

Asesoró: Dr. Miguel Pedraza, Director Médico de Acudir.

gabriel

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13 abril, 2018

Se acerca el invierno y el virus de la gripe empieza a circular por el ambiente. Esta infección se contagia muy fácilmente a través de secreciones producidas cuando tosemos, estornudamos o hablamos. Para prevenir el contagio es importante lavarse frecuentemente las manos y cubrirnos la boca y la nariz, con un pañuelo descartable o la parte interna del codo, al toser o estornudar. “También es recomendable ventilar los ambientes y permitir la entrada de sol en casas y otros ambientes cerrados”, dice el Dr. Agustín Apesteguía, Gerente Médico de Acudir. Es fundamental transmitir estos conocimientos a los más pequeños y que adopten el hábito lavarse las manos a menudo.

Si bien las personas que se enferman suelen recuperarse en pocos días, en niños pequeños, adultos mayores, embarazadas o personas con enfermedades crónicas, el virus puede desencadenar graves complicaciones; es por eso que en estos casos es obligatorio vacunarse contra la gripe.

Cada año, durante el otoño, todas las personas que formen parte de grupos de riesgo se deben vacunar. Esto incluye a:

  • Bebés de entre 6 y 24 meses.
  • Mujeres embarazadas en cualquier momento de la gestación.
  • Puérperas hasta el egreso de la maternidad (si no se vacunaron durante el embarazo).
  • Adultos mayores de 65 años.
  • Trabajadores de la salud.
  • Personas con enfermedades respiratorias y/u otras enfermedades crónicas o graves.

Este año, la vacuna antigripal incluye tres cepas: Influenza A H3N2, Influenza B y la cepa A H1N1”, explica el Dr. Apesteguía.  Y agrega que “está disponible en los 8600 vacunatorios de todo el país”. Su aplicación es gratuita para quienes forman parte de los mencionados grupos de riesgo.

gabriel

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9 abril, 2018

Cada 11 de abril, desde 1997, la Organización Mundial de la Salud conmemora el Día Mundial del Parkinson. Se trata de un trastorno neurológico degenerativo que afecta más del 1% de la población mayor de 65 años, solo en la Argentina, de acuerdo con datos del Ministerio de Salud de la Nación. Aunque es poco frecuente, también puede afectar a personas menores de 40 años. Entre el 25 y el 50% de los pacientes requiere de ayuda para vivir el día a día.

La enfermedad de Parkinson se produce cuando las células que generan dopamina dejan de funcionar de manera prematura. La dopamina es uno de los principales transmisores químicos del  cerebro que posibilita la comunicación de las neuronas entre sí, permitiendo la coordinación de los movimientos finos de los músculos. Por esta razón, la característica principal de esta enfermedad es la pérdida progresiva y gradual del control de los movimientos.

Si bien uno de los síntomas más característicos y conocidos es el temblor, el Parkinson presenta una multiplicidad de síntomas, como lentitud de movimientos, rigidez en los brazos, piernas o torso y problemas de equilibrio o inestabilidad postural. Los pacientes también pueden tener pérdida de expresividad facial, caligrafía muy pequeña o un volumen de voz muy bajo.

La enfermedad de Parkinson aún no tiene cura. Como se trata de una enfermedad crónica y progresiva, los síntomas se agravan y afectan la vida cotidiana de los pacientes, que deberán depender de otras personas para realizar ciertas actividades cotidianas. Adaptar algunas rutinas puede brindar más seguridad a los pacientes y su entorno.

Algunos consejos:

  • Consumir fibras para evitar el estreñimiento producido por la medicación.
  • Instalar pasamanos en el baño para mayor estabilidad.
  • Usar más remeras y elegir pantalones con elástico. Los botones o cierres pueden ocasionar dificultades a la hora de vestirse
  • Descansar la voz luego de hablar un largo rato.
  • Usar zapatos de taco bajo para una mejor estabilidad y optar por calzado con velcro en lugar de cordones.
  • Llevar adelante una rutina de ejercicios con el asesoramiento de un terapista ocupacional para tratar las dificultades de movilidad y desplazamiento.
  • Tratar de llevar una vida social activa. Esto mejora el ánimo y colaborar para afrontar mejor la enfermedad.

gabriel

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