La sepsis es una respuesta del cuerpo a una infección generalizada, abrumadora y extrema. Es una complicación potencialmente grave que puede llevar a un fallo orgánico y poner en peligro la vida del paciente. La sepsis ocurre cuando los agentes infecciosos, como bacterias, virus u hongos, ingresan al torrente sanguíneo y se propagan por todo el cuerpo.
Los síntomas de la sepsis pueden variar, pero generalmente incluyen:
- Fiebre alta o temperatura corporal baja.
- Frecuencia cardíaca acelerada.
- Respiración rápida o dificultad para respirar.
- Confusión o cambios en el estado mental.
- Piel caliente o sudorosa.
- Dolor muscular intenso.
- Escalofríos y temblores.
- Presión arterial baja.
- Náuseas, vómitos o diarrea.
- Dolor abdominal intenso.
Estos síntomas pueden ser similares a los de otras condiciones médicas, por lo que resulta fundamental acudir al servicio médico de inmediato ante la sospecha de sepsis.