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El tercer miércoles de noviembre se conmemora el Día Mundial de la Prevención de la EPOC, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica que causa más de 3 millones de muertes cada año. Esta enfermedad, prevenible y tratable, está entre las tres principales causas de fallecimiento en el mundo.

La EPOC es causada especialmente por la exposición al tabaco (ya sea fumador activo o pasivo), por la contaminación del aire y la exposición a humos y productos químicos, entre otros factores. También corren más riesgos de contraer la enfermedad las personas que nacieron prematuras y las que padecieron asma o infecciones respiratorias frecuentes en la infancia.

Esta enfermedad se caracteriza porque los bronquiolos sufren daños y se restringe el intercambio de gases; las vías respiratorias se estrechan, obstruyen o inflaman y los pulmones pueden destruirse parcialmente. Las consecuencias de la EPOC son: falta de aire, tos crónica (a menudo con esputo) y/o cansancio. Cuanto más grave es la enfermedad, más difícil es para el paciente realizar ciertas actividades cotidianas, debido a la disnea o falta de aire.

Aunque la EPOC no tiene cura, es una enfermedad tratable. Cuando se detecta precozmente, se puede frenar o retrasar el agravamiento de los síntomas. Para confirmar el diagnóstico, el médico debe realizar una espirometría, un estudio sencillo que prueba el funcionamiento de los pulmones. Es de vital importancia que una persona fumadora diagnosticada con EPOC trate de abandonar el cigarrillo, ya que este hábito empeora los síntomas y acelera la progresión de la enfermedad.

Para prevenir la EPOC es importante:

  • No fumar o dejar de hacerlo
  • Practicar actividad física regularmente
  • Vacunarse contra la gripe, neumonía y COVID-19

Fuente: OMS

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