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El síndrome de Asperger (AS) es un trastorno del neurodesarrollo que afecta, de manera específica, a la comunicación e interacción social. Se incluye dentro de los Trastornos del Espectro del Autismo o Trastornos del Espectro Autista (TEA).
Las personas que lo padecen también presentan dificultades en la flexibilidad del pensamiento.
Sin embargo, a diferencia del autismo, los pacientes con síndrome de Asperger se caracterizan por poseer un lenguaje fluido y una capacidad intelectual media e incluso superior a la del resto de la población y suelen tener intereses limitados y preocupaciones inusuales hacia un objeto o actividad particular.

¿Cuáles son los signos del síndrome de Asperger?

Los problemas con las destrezas sociales, emocionales y de comunicación son manifestaciones. Además, muestran conductas e intereses inusuales.

 

Otros rasgos que podrían observarse son:

  • Problemas para comprender los sentimientos de otras personas o para expresar sus propios sentimientos.
  • Dificultades para entender el lenguaje corporal.
  • Evitan el contacto visual.
  • Desean estar solos o quieren interactuar, pero no saben cómo hacerlo.
  • Tienen intereses muy específicos, a veces obsesivos.
  • Hablan sólo acerca de ellos mismos y de sus intereses.
  • Hablan de forma poco usual o con un tono de voz extraño, que puede ser monótono.
  • Dificultad para hacer amigos.
  • Nerviosismo cuando están en grupos sociales grandes.
  • Torpeza o descuido.
  • Presencia de rituales que se niegan a cambiar, como una rutina muy rígida para irse a dormir.
  • Realizan movimientos repetitivos o extraños.
  • Muestran reacciones sensoriales poco comunes.

Es importante destacar que, a diferencia del autismo, quienes padecen síndrome de Asperger tal vez no presenten ningún retraso en el desarrollo del lenguaje; suelen tener buenas aptitudes gramaticales y un vocabulario avanzado a edades tempranas. Sin embargo, muchos de ellos presentan un trastorno del lenguaje (por ejemplo, un niño podría ser sumamente literal y tener problemas para usar el lenguaje en contextos sociales).

El síndrome de Asperger puede ser muy difícil de diagnosticar. Los niños con síndrome de Asperger se desempeñan normalmente en la mayoría de los aspectos de su vida; por lo tanto, resulta común atribuir sus comportamientos extraños al hecho de que simplemente son “diferentes”.

Es importante participar a quienes están a cargo del cuidado de los niños con este síndrome. Por ejemplo, cada profesional de la salud debe saber lo que están haciendo otros profesionales. Y los maestros, las niñeras, otros integrantes de la familia, los amigos cercanos y cualquier otra persona que cuide de ese niño deben tomar parte en esta tarea.

Es fundamental obtener ayuda lo antes posible y encontrar el programa adecuado. Los niños con síndrome de Asperger pueden beneficiarse mucho con el tratamiento y la educación adecuados.


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Cada 18 de febrero se conmemora el Día Internacional del Síndrome de Asperger, una condición que integra los Trastornos del Espectro Autista (TEA) y que afecta la interacción social, la comunicación verbal y no verbal, entre otras áreas.

Si bien todavía se desconoce su causa, las investigaciones señalan que podría ser una combinación de factores genéticos y ambientales. Lo que sí se sabe es que de ninguna manera tiene relación con la educación o la situación socio económica.

Las personas con Asperger tienen amplias capacidades relacionadas con la inteligencia dura, como la memoria, el pensamiento lógico o la atención a los detalles, y otros puntos débiles relacionados con lo social, como la dificultad para comprender los aspectos no verbales de la comunicación, las metáforas, la ironía y una gran intolerancia a la frustración. En muchas ocasiones, esta dificultad para socializar puede producirles ansiedad e incluso depresión.

El Síndrome de Asperger prevalece en hombres antes que en mujeres: Se diagnostican 4 casos en niños por cada caso en niñas. Durante los primeros años, se pueden observar algunas características sobre su manera de interactuar, comunicarse o ver el mundo. Por ejemplo:

  • Tienen habilidades sociales deficientes, les cuesta expresar sus emociones, el mundo les resulta confuso y pasan muchas horas en soledad. Todo esto les genera frustración y, en algunas oportunidades, problemas de comportamiento.
  • Realizan interpretaciones literales y concretas. No entienden las metáforas, las expresiones no literales y las analogías. Es necesario asegurarse de que entiendan lo que se les está diciendo, explicándoles de manera clara y sencilla. En algunos casos comienzan a hablar un poco más tarde que otros niños y su acento, volumen de voz o tono (monocorde o monótono) pueden sonar extraños.
  • Se obsesionan con ciertos temas a los que dedican gran cantidad de tiempo y sobre los que acumulan mucha información.
  • Cumplen estrictamente rutinas repetitivas y rituales. Son inflexibles con los cambios y las situaciones imprevistas o nuevas les producen malestar.

Las personas con TEA, por su propia condición, corren riesgos de sufrir discriminación y exclusión social. Es importante que todos nos informemos y tomemos conciencia para que quienes tienen Asperger u otra condición gocen de sus derechos y reciban las oportunidades y recursos necesarios para desenvolverse en el mundo educativo y laboral.  Tratar de reflexionar, conocer sus intereses y ponernos en su lugar, entendiendo los desafíos que deben enfrentar día a día, nos servirá para comprenderlos y ayudarlos a vivir en un mundo más amable para todos.

Fuentes:

  • Confederación Asperger España
  • Asociación Asperger Argentina

 

 


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