La vacuna contra el sarampión evitó 20 millones de muertes
La Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó un informe en el que estima que, entre los años 2000 y 2016, la vacuna contra el sarampión evitó unos 20,4 millones de muertes, lo que la convierte en una de las mejores inversiones en salud pública.
El sarampión es una enfermedad muy contagiosa y grave, causada por un virus de la familia de los paramixovirus, que suele transmitirse a través del contacto directo y del aire. El virus infecta el tracto respiratorio y se extiende al resto del organismo.
Antes de que la vacuna se introdujera en 1963 y se generalizara su uso, cada 2-3 años se registraban importantes epidemias de sarampión que llegaban a causar cerca de dos millones de muertes al año. La intensificación de las actividades de vacunación ha influido de forma decisiva en la reducción de las muertes por sarampión.
A nivel mundial sigue siendo una de las principales causas de muerte en niños pequeños, a pesar de que existe una vacuna segura y eficaz. Los niños pequeños no vacunados son quienes corren mayor riesgo de sufrir el sarampión y sus complicaciones, entre ellas la muerte. Las mujeres embarazadas sin vacunar también constituyen un importante grupo de riesgo. Sin embargo, puede infectarse cualquier persona que no esté inmunizada (es decir, que no haya sido vacunada y no haya sufrido la enfermedad).
El virus del sarampión es muy contagioso y se propaga por la tos y los estornudos, el contacto personal íntimo o el contacto directo con secreciones nasales o faríngeas infectadas. El virus presente en el aire o sobre superficies infectadas sigue siendo activo y contagioso durante periodos de hasta 2 horas, y puede ser transmitido por un individuo infectado desde 4 días antes hasta 4 días después de la aparición del exantema.
Actualmente, no existe ningún tratamiento antiviral específico contra el virus del sarampión. La única forma de prevenirlo es mediante la vacuna.
Fuente: Consenso Salud y OMS