¿Qué pasa en nuestro cuerpo cuando fumamos?

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El tabaquismo es una enfermedad crónica que se produce por la adicción a la nicotina y la exposición a más de 7.000 sustancias (muchas de ellas tóxicas y cancerígenas) presentes en los cigarrillos. Según la Organización Mundial de la Salud, es la primera causa de muerte prevenible en los países desarrollados, y también la causa más importante de años de vividos con discapacidad. Solo en la Argentina mueren 40.000 personas al año por enfermedades relacionadas con el tabaquismo, lo que representa el 16 % del total de las muertes de personas mayores de 35 años.

Contrario a lo que muchas personas creen, el tabaco comienza a dañar el organismo desde que se fuma el primer cigarrillo. Su consumo está directamente relacionado con la aparición de distintos tipos de cáncer (pulmón, laringe, faringe, hígado, entre otros); enfermedades cardiovasculares (infartos, ACV, aneurismas) y enfermedades respiratorias, como bronquitis crónica, EPOC e infecciones respiratorias reiteradas. Además, puede causar alteraciones en el ciclo menstrual y en la fecundidad de las mujeres fumadoras, así como disminución de la fertilidad y mayor riesgo de impotencia en los hombres.

El tabaquismo no solo afecta a la persona que fuma. Las personas no fumadoras que están expuestas al humo del cigarrillo, especialmente los niños, también inhalan  las toxinas y sustancias nocivas del humo de tabaco. En el caso de los más pequeños puede llegar a causar muerte súbita del lactante, infecciones a repetición, trastornos del desarrollo y del comportamiento.

EL TABAQUISMO EN NÚMEROS

  • Se estima que por cada 10 cigarrillos que se fuman por día, el riesgo de muerte por enfermedad cardíaca aumenta un 31% en mujeres y un 18% en hombres.
  • De cada 10 personas con cáncer de pulmón, 9 son fumadoras. El riesgo de cáncer depende del tiempo que se lleve consumiendo, de la cantidad de cigarrillos que se fuman, del tipo de cigarrillos que se fuman y de los años que hace que se dejó de fumar.
  • Los fumadores también tienen mayor riesgo de padecer cáncer de boca, labios, lengua, laringe y faringe, cáncer de estómago, de esófago, de páncreas, de vejiga, de riñón, de cuello de útero, de colon y de recto, de hígado, de mama, de la cavidad nasal, de ovario y ciertas formas de leucemia.
  • El riesgo de padecer un cáncer de cavidad oral en un fumador es 6 veces superior al de un no fumador. El tabaco es responsable de: 50 % de cáncer en cavidad oral, 70% de cáncer en laringe y 50% de cáncer en esófago
  • En las mujeres, 1 de cada 10 tumores corresponde a un cáncer de pulmón.
  • El tabaquismo aumenta el riesgo de caries en el adulto.
  • Los fumadores tienen un 60% más de riesgo de tener cataratas que los no fumadores.
  • El consumo de tabaco predispone a la aparición de intolerancia a la glucosa en fumadores, ex fumadores y fumadores pasivos.
  • En las mujeres fumadoras es frecuente la osteoporosis que aumenta el riesgo de fractura de cadera en un 17% a los 60 años y en un 41% a los 70 años. Estos efectos se revierten si la mujer deja de fumar antes de la menopausia.
  • El tabaquismo provoca un envejecimiento prematuro de la piel.
  • El consumo de tabaco provoca deshidratación de la piel que aparece áspera, quebradiza e inflexible. A esto se suma la poca oxigenación de las células, que hace que el cutis parezca grisáceo y apagado

BENEFICIOS DE DEJAR DE FUMAR

Los fumadores que dejan de fumar, a cualquier edad, tienen menos riesgo de morir por enfermedades asociadas con el tabaco que los que continúan fumando. Además, mejoran mucho su calidad de vida. Las personas que dejan de fumar a los 30 años reducen en más del 90% su probabilidad de morir prematuramente por enfermedades relacionadas con el cigarrillo. Las personas que dejan de fumar alrededor de los 50 años de edad reducen su riesgo de muerte prematura en más del 50% en comparación con quienes siguen fumando.

Los beneficios de dejar de fumar son casi inmediatos y se multiplican con el paso del tiempo:  A las 12 hs de haber dejado de fumar se normaliza el monóxido de carbono en sangre; entre 2 semanas y 3 meses después, mejora la circulación y la función pulmonar. Entre uno y 9 meses después de dejar el cigarrillo, disminuyen la tos y la falta de aire, así como el riesgo de infecciones, y al año de haber abandonado, el riesgo de enfermedad coronaria se reduce a la mitad.

Además, cuando se deja de fumar mejoran el gusto y el olfato, desaparece la tos del fumador, resulta más fácil subir escaleras o caminar varias cuadras, mejoran el aspecto y la salud de la piel, entre otros beneficios.

Fuentes:

  • Ministerio de Salud de la Nación
  • Organización Mundial de la Salud

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