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La enfermedad de Parkinson es un trastorno progresivo que afecta el sistema nervioso. Los síntomas aparecen lentamente, pudiendo iniciar con un temblor apenas perceptible en una sola mano. Aparte de los temblores, puede causar rigidez o una disminución del movimiento. Suele comenzar alrededor de los 60 años, pero puede aparecer antes.
 
Los signos y síntomas de la enfermedad de Parkinson pueden incluir los siguientes:
 
▪ Temblores o sacudidas rítmicas en manos o dedos, estando en reposo.
▪ Movimientos lentos, pasos cortos al caminar, dificultad para levantarse de la silla.
▪ Rigidez muscular que causa dolor y limita el movimiento.
▪ Disminución de movimientos automáticos, como parpadear, sonreír o mover los brazos al caminar.
▪ Pérdida del equilibrio y la postura corporal erguida.
▪ Alteraciones en el habla, expresiones muy suaves o rápidas.
▪ Dificultad para escribir.
 
A pesar de que aún no se ha encontrado una cura, el tratamiento con la medicación indicada puede mejorar notablemente los síntomas, por esto es importante detectarlos a tiempo y acudir a la consulta médica.
 
También es recomendable realizar actividad física de manera regular y llevar una alimentación saludable. Realizar actividades aeróbicas, de equilibrio, agilidad y estiramiento favorecerán a la salud en general.

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La enfermedad de Parkinson es una enfermedad progresiva del sistema nervioso que afecta el movimiento. Los síntomas comienzan gradualmente. A veces, comienza con un temblor apenas perceptible en una sola mano. Los temblores son habituales, aunque la enfermedad también suele causar rigidez o disminución del movimiento.

En las etapas iniciales, el rostro puede tener una expresión leve o nula. Es posible que los brazos no se balanceen al caminar. El habla puede volverse suave o incomprensible. Los síntomas de la enfermedad de Parkinson se agravan a medida que esta progresa con el tiempo.

A pesar de no tener cura, un tratamiento con medicamentos podría mejorar notablemente los síntomas.

Síntomas

En general, comienzan de un lado el cuerpo, varían según cada persona y pueden incluir los siguientes:

  • Temblores: Generalmente comienzan en una extremidad, a menudo en la mano o los dedos. La mano puede temblar cuando está en reposo. Frotar el pulgar y el índice de un lado a otro, se lo conoce como temblor de la píldora.
  • Lentitud en los movimientos (bradicinesia): Los movimientos se comienzan a retardar. Los pasos suelen volverse más cortos y se arrastran los pies al caminar.
  • Rigidez muscular: Puede ocurrir en cualquier parte del cuerpo, causar dolor y limitar la amplitud de movimiento.
  • Alteración de la postura y el equilibrio: La postura puede tornarse encorvada.
  • Pérdida de los movimientos automáticos: Disminución de la capacidad para realizar movimientos inconscientes, como parpadear, sonreír o balancear los brazos al caminar.
  • Cambios en el habla: El habla puede ser en un solo tono en lugar de tener las inflexiones habituales, o disminuir su intensidad.
  • Cambios en la escritura: Puede resultar cada vez más difícil escribir y la letra puede parecer pequeña.

Cuándo consultar a un médico.

Si se presentan algunos de estos síntomas es conveniente realizar una consulta médica, para descartar otras causas de estos síntomas o realizar un diagnóstico de esta afección.


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El 11 de abril se conmemora el Día Mundial del Parkinson en homenaje al nacimiento de James Parkinson, médico inglés que describió por primera vez los síntomas de esta enfermedad.

La enfermedad del Parkinson es la segunda patología neurodegenerativa más común después del Alzheimer y se diagnostica con más frecuencia en personas mayores de 65 años. Si bien todavía se desconocen sus causas, entre el 15 y 25% de los afectados tienen antecedentes familiares. La edad, el sexo -se diagnostican más hombres que mujeres- y algunas condiciones ambientales también podrían aumentar el riesgo de enfermarse.

En los pacientes con Parkinson, lo que falla es la producción de dopamina – la llamada “hormona de la felicidad”-, un neurotransmisor que, entre otras funciones, es responsable de ayudar a los movimientos del cuerpo y regular el estado de ánimo. Cuando la dopamina está ausente, las funciones motoras y no motoras empiezan a fallar.

Aunque los síntomas pueden diferir de una persona a otra, hay algunas señales de alerta:

  1. Temblores: Los temblores en las manos, mentón o labios son signos habituales y tempranos de Parkinson. Hay que tener en cuenta que sentir temblores en ciertas situaciones (por ejemplo, después de realizar ejercicio) es normal y no debe ser algo preocupante.
  2. Lentitud en los movimientos: La bradicinesia es muy común en pacientes con Parkinson. Con el avance de la enfermedad, ciertos movimientos habituales, como caminar, se vuelven más lentos y complicados. Levantarse de una silla puede resultar algo titánico.
  3. Rigidez muscular: Este síntoma es frecuente en pacientes con enfermedades inflamatorias como artritis o artrosis. Si presenta rigidez en cualquiera de sus músculos, siente limitados sus movimientos y descartó otro tipo de enfermedad, debería prestar atención.
  4. Falta de equilibrio: La pérdida de equilibrio o las dificultades para mantenerse erguido (la postura se vuelve encorvada) pueden ser consecuencia del Parkinson.
  5. Inexpresividad facial: Le cuesta sonreír, parpadear o tiene cara de enojado aunque no se sienta así. Si no está tomando ningún medicamento que produzca este efecto colateral, debería consultar a un médico.
  6. Voz baja: Si su voz es más baja, su tono es monocorde o si se muestra dubitativo al hablar es recomendable consultar con un profesional.
  7. Dificultad para escribir: Un cambio repentino en la manera de escribir a mano (la letra es más chica y las palabras se ven más juntas) puede ser síntoma de Parkinson.

Si alguno de estos signos se manifiesta de forma aislada no hay motivo de preocupación. Por el contrario, si presenta dos o más de los síntomas enumerados debería consultar con un médico.

El Parkinson es una enfermedad neurodegenerativa y progresiva que aún no tiene cura. El diagnóstico temprano permite brindarle al paciente un tratamiento que retrase el avance de la enfermedad y, como consecuencia, ofrezca una mejor calidad de vida al paciente y su entorno.

 

Fuente:  Parkinson’s Foundation


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Cada 11 de abril, desde 1997, la Organización Mundial de la Salud conmemora el Día Mundial del Parkinson. Se trata de un trastorno neurológico degenerativo que afecta más del 1% de la población mayor de 65 años, solo en la Argentina, de acuerdo con datos del Ministerio de Salud de la Nación. Aunque es poco frecuente, también puede afectar a personas menores de 40 años. Entre el 25 y el 50% de los pacientes requiere de ayuda para vivir el día a día.

La enfermedad de Parkinson se produce cuando las células que generan dopamina dejan de funcionar de manera prematura. La dopamina es uno de los principales transmisores químicos del  cerebro que posibilita la comunicación de las neuronas entre sí, permitiendo la coordinación de los movimientos finos de los músculos. Por esta razón, la característica principal de esta enfermedad es la pérdida progresiva y gradual del control de los movimientos.

Si bien uno de los síntomas más característicos y conocidos es el temblor, el Parkinson presenta una multiplicidad de síntomas, como lentitud de movimientos, rigidez en los brazos, piernas o torso y problemas de equilibrio o inestabilidad postural. Los pacientes también pueden tener pérdida de expresividad facial, caligrafía muy pequeña o un volumen de voz muy bajo.

La enfermedad de Parkinson aún no tiene cura. Como se trata de una enfermedad crónica y progresiva, los síntomas se agravan y afectan la vida cotidiana de los pacientes, que deberán depender de otras personas para realizar ciertas actividades cotidianas. Adaptar algunas rutinas puede brindar más seguridad a los pacientes y su entorno.

Algunos consejos:

  • Consumir fibras para evitar el estreñimiento producido por la medicación.
  • Instalar pasamanos en el baño para mayor estabilidad.
  • Usar más remeras y elegir pantalones con elástico. Los botones o cierres pueden ocasionar dificultades a la hora de vestirse
  • Descansar la voz luego de hablar un largo rato.
  • Usar zapatos de taco bajo para una mejor estabilidad y optar por calzado con velcro en lugar de cordones.
  • Llevar adelante una rutina de ejercicios con el asesoramiento de un terapista ocupacional para tratar las dificultades de movilidad y desplazamiento.
  • Tratar de llevar una vida social activa. Esto mejora el ánimo y colaborar para afrontar mejor la enfermedad.

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